La magnitud de las leyendas no se mide por el peso de sus pasos. Para comprenderlas sólo necesitas ver su reflejo en los ojos de los demás, en la mirada de quienes le agredecen que viva, que sea parte de su historia, un pedazo de su felicidad. Mario Alberto Kempes, en apenas un año, dejó una huella eterna en el Hércules de Alicante, que le rescató para la causa del fútbol cuando en su cabeza rondaba la amenaza de un retiro prematuro. «Lo que me molestó del Valencia (club para el que lo fue todo) es que no me avisaran antes de que no me iban a renovar. No me dieron tiempo y me quedé tirado», admite el Matador. Tal vez por eso, cuando logró marcar a su exequipo ya como blanquiazul no escatimara en la celebración.

«Hay muchos goles de los que no me acuerdo, pero de ése sí; ése lo festejé mucho. No entiendo a los futbolistas que dicen que no celebran los goles contra sus exequipos por respeto. Yo creo que el verdadero respeto hay que tenerlo por quien te paga y anima en ese momento. Era un gol importante para el Hércules, para su gente, y yo lo disfruté con ellos», explicó el argentino mecido por los aplausos que le llovían desde la grada.

«Es muy lindo regresar a este campo porque me fui de aquí y ya no volví más. Ver a los muchachos, abrazarlos. Hicimos un muy buen equipo y gracias a eso nos salvamos en el escenario más difícil de todos, el Santiago Bernabéu», rememoró el hombre que abrió la puerta de Europa a sus copatriotas para que, años después, la acabaran tirando abajo sus herederos: Maradona y Messi.

Todo cambia

El Matador, ahora comentarista televisivo en la todopoderosa ESPN, hace gala de su socarronería cuando revisita el fútbol de su época. «Ahora se juega distinto, ni mejor ni peor, la principal diferencia son los sueldos de los futbolistas, ahí sí que ha habido cambios sustanciales...», subraya irónico. No hace falta ser un lince matemático para calcular cuánto habría ingresado en el marco actual el líder goleador de la campeona del mundo. «Estoy satisfecho porque desmostré, cuando acepté la oferta del Hércules estando ya sin equipo, entrenando con un equipo de fútbol sala, que no vine a robar. Sólo pedí una cosa: que me dieran una semana para ponerme a tono. Cuando llegué, me dejé la piel junto a mis compañeros. Formamos un grupo fantástico, que se entregó a pesar de las dificultades y que terminó logrando un objetivo que parecía imposible. Me siento muy feliz de lo que logramos aquí y lo recordaré siempre», relató Kempes, que para ese momento ya tenía al José Rico Pérez rendido a sus pies igual que 33 años antes.

Primera camiseta con su nombre y firma multitudinaria de su biografía

El Hércules aprovechó el homenaje organizado por INFORMACIÓN para entregar a Mario Alberto Kempes una camiseta blanquiazul con su nombre encima del mítico dorsal 10. «Me hace mucha ilusión porque es la primera que tengo. Antes, los futbolistas eran menos importantes que los números», bromeó el argentino.

Al final del evento (que incluyó un repaso videográfico a su carrera como herculano, detallado por el máximo responsable del tributo, Toni Cabot), el delantero cordobés firmó ejemplares de su autobiografía «Matador», publicada este mes en toda España por la editorial Sargantana con motivo del centenario del Valencia Club de Fútbol.