A estas alturas de la película, el año pasado, el Hércules sumaba siete puntos menos, mientras que el Ebro contaba con -2. Y es que, pese a un lógico mal arranque de la competición, porque estrenaba entrenador, el conjunto maño se ha venido arriba. No conoce la derrota en el año nuevo, sumando ocho puntos de doce posibles. Este dato invita a pensar que el Ebro puede haber encontrado un equilibrio en el juego que lo aleje más de la zona de descenso. Ahora mismo se encuentra a cinco puntos. Manolo González, una institución en Badalona, dibujó la causa de la recuperación hace unos días: «Estamos con mucha moral. Nos ha costado bastante salir de la zona baja y eso nos ha fortalecido». Tanto que en La Almozara cayó el Villarreal B y, hace 7 días, salió el Lleida de allí con un 0-0. El Ebro es el típico equipo correoso, con oficio, de la Segunda B. Lo primero es defender y lo segundo también. De ahí que registre siete resultados de 0-0 y diez partidos sin encajar. En esa misión, el meta Salva y la retaguardia extranjera es vital. Porque Ferrone (italiano), Amelibia (brasileño), Michele Diana (italiano) y Tiago Portuga (brasileño) conforman cuatro de los cinco puestos de la defensa. El quinto elemento suele ser Víctor, carrilero izquierdo. Español como Raúl González Robles, que concretando más es alicantino y herculano. Además, saltará al Rico Pérez en el mejor estado de forma de su carrera. A sus 27 está mostrándose más certero de cara a puerta. De momento, firma cinco. Su compañero en tareas ofensivas, Rodrigo Cuenca, ha hecho uno. Por lo que, Raúl es la esperanza del Ebro para atar la permanencia cuanto antes y que nada les quite la sonrisa.