Entre los escombros, la incertidumbre y los continuos bombardeos de un Villarreal B con artillería de la cara apareció Fran Miranda sin más armas que un tirachinas y un remolque lleno de fe. Y el Hércules, contagiado por tal derroche de gallardía, reaccionó a tiempo para voltearle el partido al líder y volver a presentar una candidatura que había ido rasgándose en los dos últimos meses por un camino abrupto y antipático.
El filial amarillo pronto hizo gala de su condición de líder y Simón finalizó en el área una triangulación impoluta creada por banda izquierda ante la pasividad general de la defensa herculana. Quintillà superó a Juanjo por velocidad y sirvió un balón raso para que Simón, infiltrado entre las costuras de Samuel y Pablo Íñiguez, empujara a placer un balón que helaría a un Rico Pérez que todavía buscaba asiento. Minuto uno y primeros pitos, el Hércules había vuelto a entrar a la película como mero espectador, pecado reincidente que ya había cometido en los dos precedentes de 2019 ante Atlético Baleares y Ontinyent.
Por si fuera poca leña al fuego, Emaná y Carlos Martínez repitieron fallo al alimón en una jugada atípica que había nacido de una cabalgada de coraje de Fran Miranda por banda derecha y que murió como tantas recientemente. Lejos de perseguir sombras pretéritas, el Hércules se empapó del ímpetu de un desmelenado Miranda, que aplacó los deseos del Villarreal B y que comandó una remontada con más fe que fútbol.
El líder, guiado por el ghanés Lomotey en la medular y fiado al desparpajo de Iván Martín y Mario, había desaprovechado (paradas de Falcón mediante) dos ocasiones claras para poner tierra de por medio. Y el Hércules se enganchó al tren. Pasada la media hora, un córner raso en semifallo del debutante Alfaro pasó del primer palo entre las piernas de la defensa y Emaná y recayó en Pablo Íñiguez, que con un toque certero celebró su regreso al once tras un mes de ostracismo.
Sin el protagonismo habitual de Diego Benito, Fran Miranda se duplicó, dio un paso al frente y conectó a base de rabia y pierna fuerte a un público que pronto captó la indirecta. El Hércules gritaba necesidad.
A falta de dos minutos para el descanso, el conjunto de Planagumà consumó la remontada con un remate limpio de cabeza del cuestionado Emaná tras un impecable centro de Juanjo Nieto desde la derecha, a quien había habilitado previamente Fran Miranda, quién si no, al frenar un contragolpe.
El ariete camerunés volvió a ver puerta una vuelta después, precisamente ante su anterior víctima, y despejó de un plumazo las dudas sobre su continuidad con un despliegue de sinceridad en la presión. Acabó ovacionado.
Ese final de primera parte, capitaneado por el derroche de Fran Miranda, pocó distó del mejor tramo del Hércules del curso. Por entidad del rival y por lo cuesta arriba que se había puesto el partido.
Tras la reanudación, el partido se resintió y el Villarreal tardó en aparecer, propulsado por un par de indecisiones de Samuel. El Hércules, extremadamente necesitado tras más de un mes sin ganar, se agazapó. Seguramente en exceso, pero conservó un premio mayúsculo que se había cocinado en la primera mitad. Mario pudo igualar en dos ocasiones tras otros tantos desbarajustes en defensa, pero esta vez la fortuna se alió con el Hércules. Falta también le hacía.
Cuando las fuerzas decaían Planagumà recurrió al experimentado Juli, que suplió a Emaná, pero el cambio no espoleó al Hércules y el Villarreal B ganó espacio y convicción. Con Alfaro y Chechu desgastados y con Juli un tanto desubicado, el equipo se desconectó, pero no lo pagó caro.
Apareció Jona, que con tres movimientos demostró que es «9» de garantías y que va a aportar al equipo muchos de los debes que arrastra. Aunque Emaná, a quien iba a llevar al banquillo, alzó ayer la voz. Bendito problema para un Planagumà que coge oxígeno y que ya mira a la visita del domingo al Espanyol B.
El Hércules iguala los 35 puntos de Cornellà y Baleares, tercer y cuarto clasificado que disputan hoy su jornada. El liderato queda hoy a seis puntos y a la Liga aún le quedan 17 actuaciones. El Hércules de Planagumà sigue vivo y no quiere apartarse del camino.
