Balón al área, cabezazo del delantero y delirio sobre la valla. Un mantra que se convirtió en sana costumbre en el Rico Pérez durante los años setenta y que hoy tanto añora un Hércules que persigue continuamente un «9» que le saque de pobre.

Hace 40 años, el 14 de enero de 1979, ese axioma se elevó a la máxima potencia y el Hércules atropelló al Valencia de Kempes (3-0) con un Kustudic desatado que firmó los tres goles del partido. Una tarde la de aquel día que todavía hoy está considerada como uno de los mejores partidos de la centenaria historia del Hércules.

Tal consideración no es ni mucho menos fruto de la nostalgia porque las crónicas de entonces ya ensalzaron a los altares aquel derbi que terminó en goleada. «Nadie recuerda a un Hércules tan brillante» o « El mejor juego que se le recuerda nunca» fueron varios de los titulares en los días siguientes.

«Fue inolvidable, sí», recordaba ayer el montenegrino (así confiesa sentirse) Miodrag Kustudic sobre el mismo césped donde patentó la gesta. «No conocía la rivalidad que había con el Valencia y terminó siendo un gran día». «Uno de los mejores», aclaraba el delantero, que también guarda con especial cariño los goles conseguidos ante el Racing y el Almería y que supusieron sendas permanencias en Primera.

«Aquel partido fue muy bueno ante un rival con grandes jugadores y sobre todo con Kempes», rememoraba ayer Kustudic con razón, puesto que el argentino se había erigido medio año antes campeón y máximo goleador del Mundial de 1978. «Pues Amador le paró un penalti con 1-0 y luego yo marqué otros dos», apunta Pepe, un alicantino de los Balcanes. «La gente comenzó a llamarme Pepe, fue un apodo muy bueno porque era con cariño», explica un agradecido Kustudic, afincado en Alicante definitivamente desde 1993. «Me fui en 1981 a mi tierra, pero con la guerra regresé a Alicante y ya nadie me mueve de aquí porque ésta es mi casa».

Y eso que llegó de casualidad: «Yo jugué el famoso Yugoslavia-España con gol de Rubén Cano en Belgrado y eso me puso en el mercado». Un intemediario le ofreció por toda Europa y Boskov le llamó para llevarle al Zaragoza, pero al final le comunicaron que su destino sería el Hércules. «Yo sólo pregunté dónde estaba Alicante, lo miré en el mapa y me convenció porque tenía mar como mi tierra, ahora es un orgullo pertenecer a la historia del club y de la ciudad», revela el delantero.

Un equipo «grande»

Aquella machada contra el Valencia no le sorprendió a un Kustudic que presumió de excompañeros: «Era un equipazo y Joanet, un gran entrenador».

Hoy, afincado en Alicante donde se dedica a exportar a su tierra, confiesa sentirse alejado del mundo del fútbol, del que también fue agente. «Este fútbol es muy diferente, a mí no me gusta tanto toque», cuenta un Kustudic que también opina sobre el VAR. «Había entradas que hoy serían de cárcel, en mi época Messi no duraría ni 30 segundos en el campo».

¿Y el Hércules? «Debería estar en Primera por muchas cosas, a ver si este año damos el primer paso».