El Hércules certificó ayer en Baleares su preocupante estado de forma y cerró la primera vuelta con una derrota sin paliativos que le aleja peligrosamente del liderato del grupo III y recorta el margen de error en la segunda mitad del campeonato para asegurarse, al menos, el premio menor de la promoción de ascenso. Naufragó estrepitosamente el equipo de Planagumà en el pequeño e incómodo campo de Son Malferit, donde firmó una pésima primera parte por su alarmante déficit de atención defensiva. Cuando el equipo reaccionó tras el descanso, volvió a verse penalizado por su falta de acierto rematador, especialmente en el caso de Emaná. La cuesta de enero se empina de nuevo para los blanquiazules con la salida a Ontinyent y la visita al Rico Pérez del líder Villarreal B en el horizonte inmediato.

Dos despistes matan al equipo y Falcón evita la goleada

Se rearmó el Hércules en defensa con la entrada de inicio de Adrián Jiménez por Nani en el lateral izquierdo y de Candela por Diego Benito en el centro del campo. Buscaba Planagumà más aplicación y contundencia defensiva y, paradójicamente, el equipo sucumbió en apenas cinco minutos por un alarmante déficit de atención e intensidad en las tareas de contención. En el primer gol, Chechu Flores se ablandó en un despeje en el borde del área y el Atlético Baleares le ganó la espalda a Adrián Jiménez para el pase de la muerte y el tanto de Nuha. Sin apenas tiempo para reaccionar, Villapalos le ganó la acción a Adrián en un córner para sentenciar el partido en un campo pequeño y de césped artificial, en el que es casi imposible elaborar juego y los duelos individuales, rebotes y segundas jugadas suelen ser decisivos. No había empezado mal el Hércules, preparado para el «pico y la pala», pero el doble mazazo le dejó «grogui» y tuvo que emplearse a fondo Falcón con dos grandes paradas en el tramo final del primer acto para evitar la goleada. Desde el 1-0 se jugó siempre a lo que quiso el Baleares, que supo imponer su plan: sin alardes, pero intensos, bien agrupados, atentos y agresivos.

Nani y Juli cambian el guión pero Emaná falla con la espada

Espabiló el conjunto alicantino tras el descanso, aunque el técnico retrasó hasta el minuto 55 la doble entrada de Nani y Juli por Adrián y el amonestado Fran Miranda. Cosas de entrenadores, partidarios a menudo de respetar el «status quo» del vestuario antes de señalar ningún jugador con un cambio prematuro por muy mal que esté el equipo, como sucedió ayer. El caso es que Pol Roigé se animó por la banda derecha y Candela entró más en juego, aunque no lo suficiente para suplir la ausencia del «cerebro» Diego Benito. Espoleado por los cambios, el Hércules tomó el control y se acercó, por fin, con peligro al área balear, pero tropezó de nuevo con su falta de pegada y Emaná envió al larguero un remate muy claro que habría reabierto de lleno el partido. Carlos Martínez también se topó con el portero y Planagumà optó por retirar a un desaparecido Chechu Flores cuando el Baleares había bajado la persiana para limitarse a conservar su ventaja.

Tan sólo dos victorias en los nueve últimos partidos

El Hércules se quiso tapar con centímetros y músculo para practicar un fútbol directo, de envíos largos y de rompe y rasga, pero sólo controló el partido cuando apostó por rasear el balón e intentar crear ocasiones desde la posesión. Con frecuencia, el talento es la mayor musculatura de un equipo. Y así empieza el conjunto blanquiazul su tradicional cuesta de enero, que se le atraganta históricamente. Tras sumar sólo 10 puntos de los 27 posibles en los nueve últimos partidos -dos victorias, cuatro empates y tres derrotas-, el equipo da preocupantes síntomas de retroceso y pérdida de pujanza que obligarán al club a reforzarse más allá de la llegada de Jesús Alfaro.