El Atlético Baleares llevaba temporadas intentando colarse entre los cuatro mejores del Grupo III de Segunda B pero siempre le faltaba algo. Pasó en la etapa de Gustavo Siviero, pasó con Christian Ziege de capitán general. Había dinero y conocimiento, pero algo no cuadraba. Aterrizó el pasado febrero Manix Mandiola, un veterano técnico que no había salido del País Vasco (y Burgos). Llegaba a una isla, con su cultura, y empezó a dar tanto titular que parecía Javier Clemente. El equipo estaba hundido. Había sumado 22 puntos en 24 jornadas. Quedaban 14.

Necesitaban otros 22 puntos. Y los lograron. Al final Mandiola, que jugó en la Real Sociedad B con José Mari Bakero, y nació en Eibar, donde regenta bares de copas y ascendió a 2ªB al filial armero. El primer equipo, actualmente, ya es una institución en el fútbol español. Inició esta época dorada con el Hércules en Segunda con Gaizka Garitano, que lo llevó a la elite. Llegó para quedarse y para dar ejemplo. El 45% de los puestos de gestión en el club lo ejercen mujeres. Y es entrenado por un hombre que dice cosas como ésta a El País: «Todavía pensamos que con el ordenador ganamos partidos y solucionamos todos los problemas que nos puede generar el contrario. Y no. El fútbol es movimiento. El que tiene iniciativa normalmente es mejor jugador». Esta idea la está inculcando Mandiola a sus hombres. Así está siendo la campaña 2018 | 19.

No es que el At. Baleares juegue bonito, porque más bien emplea el patadón como recurso estrella. El cambio de chip ha sido en ser consciente de sus posibilidades, de sus virtudes, y aprovecharlas. La veteranía de Vallori y Fullana, la velocidad de Shashoua y Hugo , las condiciones del campo de Son Malferit, donde está no ha cosechado un empate y solo una derrota. Es cierto que Lleida y Villarreal B le han hincado el diente como locales. Ningún candidato se ha llevado el botín de Mallorca. Por lo tanto, el reto para el Hércules es de regalo de Reyes: rival directo, empezar 2019 ganando y no ver la cabeza de carrera de lejos. Día para haber descansado.Este camarón (Baleares) ni se duerme ni se estresa, nada por placer.