El proyecto del Club Centenario del Hércules tomó carta de naturaleza el pasado 5 de septiembre cuando el entonces presidente blanquiazul Quique Hernández se lo dio a conocer al alcalde Luis Barcala, que confirmó su respaldo a la idea de la efeméride. Sin embargo, los planes del exdirigente del club alicantino para la presidencia eran distintos. Hernández ya había consensuado que al frente de la comisión se situara el también expresidente de la entidad José Ramón Solano, escoltado muy de cerca por Andrés Rico Mora, hijo del histórico mandatario José Rico Pérez que da nombre al estadio blanquiazul.

El plan inicial del Club Centenario pasaba por implicar como pilares fundamentales al Ayuntamiento, la Diputación Provincial, la Universidad de Alicante y la Cámara de Comercio. Y al frente, un comité organizador presidido por Solano, con experiencia en la organización de efemérides, puesto que fue el responsable de la comisión del 90 aniversario en 2012.

Una vez definidos los responsables, el proyecto debía avanzar en la creación de un club de empresas con una aportación anual de entre 500 y 1.000 euros «con el objetivo de captar unos 50.000 euros al año e involucrar al tejido empresarial de la ciudad y a las principales instituciones en el aniversario del Hércules», explicaron ayer fuentes conocedoras de la iniciativa.

Sin embargo, la dimisión de Quique Hernández en la primera semana de octubre pasado por sus diferencias con el expresidente del Hércules Juan Carlos Ramírez, pero especialmente con el responsable de publicidad del club Germán Antón, echó por tierra todo el plan inicial.

Llegados a este punto, y según las citadas fuentes, el empresario Enrique Ortiz, que controla la propiedad accionarial del club a través de su yerno y director deportivo Javier Portillo, optó por designar presidente a Pablo Rico Prats sin reparar lo suficiente en el escándalo que iba a generar su presunta implicación en los supuestos amaños del Plan General de Alicante.