Cuatro partidos tiene por delante el Hércules antes del parón navideño y afronta este póquer desde lo más alto del grupo III de Segunda B. Empatado en el liderato con el Lleida (al que derrotó a domicilio), el equipo de Planagumà quiere pisar a fondo el acelerador en este tramo final de 2018 para mantener intacto el estado de ilusión que se instaló prácticamente desde que el técnico barcelonés puso un pie en Alicante con su discurso apasionado y repleto de hambre. Estos son los cinco retos que tiene el Hércules por delante para el próximo mes:

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Abrir brecha con el quinto, ahora a siete puntos

A nadie se le escapa que el objetivo prioritario y el más ilusionante es alcanzar la primera plaza, que da una ventaja enorme para ascender ya que te permite disputar una eliminatoria de campeones con recompensa directa y te reengancha a la promoción en caso de derrota. Pero lo más prudente es mirar siempre de reojo al quinto clasificado porque la competición no espera a nadie y el Hércules viene de dos temporadas consecutivas sin disputar la promoción. Ahora la renta con el quinto, el Barcelona B, es de siete puntos y el reto es ampliarla en la medida de lo posible antes de que finalice el año, aunque mantenerla también sería un éxito. En la lucha por el liderato cada vez parecen más definidos los roles, transcurridas 14 jornadas, más de un tercio de la competición. El Lleida, empatado ahora en lo más alto con 27 puntos, parece el gran rival a batir y además es un equipo parecido al Hércules ya que no destaca por su juego elaborado pero sí por su contundencia. Es un conjunto pragmático

Al margen del Lleida, los filiales del Villarreal y del Barcelona también están llamados a pelear por las cuatro primeras plazas. El primero se ha debilitado con el ascenso definitivo al primer equipo del extremo nigeriano Samu Chukwueze, pero sigue dominando los partidos muy claramente a través de la posesión y somete a casi todos los rivales. El Hércules fue capaz de imponerse por 1-2 en la ciudad deportiva amarilla gracias a un gol afortunado de Juanjo Nieto en los minutos finales, con resbalón del portero. Planagumà no esconde que el reto es conquistar la primera plaza, pero se niega a realizar cuentas y sigue al pie de la letra la consigna del Cholo Simeone de «partido a partido»

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Mantener el cerrojo sobre Falcón: 0,5 goles recibidos de promedio

En el deportes en general, y en el fútbol en particular, no hay verdades absolutas, pero de ser cierto que los éxitos se construyen siempre desde la defensa.

Una de los grandes aciertos del verano fue reforzar la línea defensiva y tener más competitividad en todas las posiciones, a excepción del lateral derecho, donde Juanjo Nieto es indiscutible (aunque el aunque el canterano Víctor Olmedo demostró en Alcoy que compite bien). Samuel y Pol Bueso continúan del curso pasado pero los jóvenes Álvaro Pérez y Pablo Íñiguez mejoran sensiblemente a Mikel Santamaría (Logroñés) y Adrià Vilanova (Mallorca B, de Tercera). Además, llegaron dos laterales izquierdos de características diferentes pero muy competitivos. Adrián Jiménez firmó su mejor partido ante el Ejea (pase decisivo en el 1-0) y Nani ha sido el jugador revelación del primer tercio de Liga.

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La pareja Emaná-Carlos necesita continuidad

Cuando el director deportivo Javier Portillo y el técnico Planagumà confeccionaron el equipo el pasado verano, los roles en la delantera estaban bien definidos. Carlos Martínez era el «10» y Stephane Emaná el «9», con Juli y Carlos Fernández como alternativas, además de los polivalentes Chechu Flores y Álvaro Salinas. Pero el punta camerunés ha vivido un calvario en este primer tercio de Liga porque llegó sin realizar pretemporada y sufrió tres lesiones musculares. El pasado domingo jugaron Carlos Martínez y Emaná de inicio y demostraron que se compenetran a la perfección. La calidad, llegada y visión de juego del de Mataró le viene de maravilla al camerunés. Ambos fueron protagonistas en el 1-0 y deben tener continuidad como pareja de baile en el ataque.

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Perpetuar el estado de ilusión de cara al decisivo 2019

Alicante se ha vuelto a ilusionar con el Hércules, es innegable. Aún quedan muchísimos seguidores blanquiazules en la retaguardia que siguen sin acercarse por el Rico Pérez hasta que no huela a fútbol profesional, pero también es cierto que la implicación de los aficionados en los partidos dista mucho de la de temporadas anteriores. Buena parte de culpa la tienen innegablemente los buenos resultados, pero también los continuos mensajes de ilusión y aire renovado que ofreció el joven Planagumà desde su llegada. El domingo la entrada bajó respecto a partidos anteriores, pero aún así se rondó los 7.000 pese a la derrota en Alcoy. Un buen final de 2018 multiplicaría la ilusión de cara a un 2019 que todos esperan que acabe en Luceros.

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Otra vez sin inquilinos en la enfermería

De nuevo el Hércules vuelve a tener la enfermería vacía y eso, que tan pocas veces se ha visto en temporadas anteriores, es fundamental para aumentar la competitividad en el grupo. El central Samuel, el delantero Carlos Martínez y el lateral Nani han sido los últimos en caer, pero ya están recuperados. Los dos primeros fueron titulares ante el Ejea y el segundo se sentó en el banquillo. Jugadores como Chechu Flores o Emaná son especialmente propensos a las lesiones musculares y es fundamental el trabajo de prevención y la medición de las cargas de trabajo para que no caigan. Planagumà lo sabe y su equipo de trabajo pone los cinco sentidos en ello. La exigencia en los entrenamientos es muy alta y el preparador barcelonés tiene claro que quien no entrena durante la semana después no se viste de corto. Sea quien sea.