El camino de Kiko Femenía hacia el fútbol profesional no fue un camino de rosas ya que de niño su padre tuvo que realizar esfuerzos importantes para que se formara en la cantera del Hércules. Viajaba cada tarde en coche desde Sanet y Negrals, a 95 kilómetros de Alicante, y cerraba el taller en el que trabajaba de mecánico. El premio le llegó pronto a su hijo, que debutó con 17 años con el primer equipo, pero el punto de inflexión fue la buena temporada que hizo en Primera de la mano de Esteban Vigo. Fue traspasado al Barcelona por dos millones de euros pero su carrera se estancó y no remontó el vuelo hasta que el entrenador alicantino Pepe Bordalás se cruzó en su camino de nuevo. Destacó en el Alcorcón, ascendió a Primera con el Alavés y se reivindicó en la elite.

P ¿Qué me dice del Hércules?

R Lo sigo todos los fines de semana como no podía ser de otra manera y creo que éste va a ser el año, no quiero ser gafe, pero creo que sí. Qué menos que el Hércules esté en Segunda, hay que hacer fuerza entre todos para conseguirlo.

P ¿Qué le comenta su cuñado Portillo?

R Él sufre muchísimo, si el Hércules sube me alegraría más por él que por nadie, porque le pone mucha ilusión, muchas horas y luego no depende de ti conseguir resultados. Ojalá este año sea el del ascenso, ya toca.