La derrota puede llegar de cualquier manera, pero duele especialmente cuando un equipo se traiciona a sí mismo o da la espalda a sus principios. Y eso es lo que hizo el Hércules ayer en Alcoy sin demasiada explicación. Es cierto que El Collao se le ha dado especialmente mal a los alicantinos en los últimos años, pero el planteamiento conservador de Lluís Planagumà no estaba justificado y, además, salió rematadamente mal. Por primera vez en la temporada, el técnico barcelonés juntó a los tres pivotes (Fran Miranda, Paco Candela y Diego Benito) y además sorprendió al sentar a los hasta ahora titularísimos Pol Roigé y Carlos Martínez. El resultado fue un Hércules de lo más vulgar, sin balón, ni profundidad ante un Alcoyano que ocupaba posición de promoción de descenso, no ganaba en casa desde la primera jornada y tenía muchas bajas.
Al equipo de la capital, que defendía el liderato, se le hizo bola el partido desde el principio, nunca se encontró cómodo bajo la llovizna de El Collao y el árbitro tampoco ayudó al mostrarse demasiado permisivo con el juego duro cuando algún atacante blanquiazul recibía de espaldas e intentaba abrir a las bandas o darse la vuelta. Mir quiso sorprender de inicio con la presencia del exherculano Braulio como «9», pero el canario, pasado de peso, sufrió una nueva lesión muscular en el minuto 21. Entró Rubio en su lugar y el Alcoyano salió ganando porque el alicantino mostró más movilidad y pelea.
Nada pasaba en el partido porque nada proponían, hasta que el exherculano Córcoles (improvisado pivote) se salió del guión y probó un disparo desde fuera del área que acabó en córner. En esa acción llegó el 1-0 tras un mal despeje de cabeza de Pol Bueso. El balón llegó en posición inmejorable dentro del área al central Ruso, que fusiló a Falcón para incredulidad de los 700 herculanos desplazados.
El equipo de Planagumà no reaccionó tras el golpe, el sistema con tres mediocentros no ayudaba porque ni Candela ni Miranda aportaban clarividencia en la salida de balón y, además, Juli y Chechu tampoco conectaban por detrás de un Carlos Fernández que pasó sin pena ni gloria por el campo en su regreso al once. Una oportunidad desaprovechada para el jiennense de cara al mercado invernal.
La primera parte finalizó sin ningún disparo entre los tres palos del Hércules mientras que el Alcoyano se fue encontrando cada vez más cómodo con el marcador a favor e incluso se hicieron dueños del balón, con el veterano De Lerma como jefe en la sala de máquinas.
Incomprensiblemente, Planagumà no varió el guión en el descanso y decidió arrancar el segundo acto con el mismo dibujo. La mejor ocasión del partido para el Hércules llegó en el minuto 53 con un disparo de fuera del área de Chechu Flores ajustado al palo que Miguel Bañuz repelió con apuros para dejar el balón suelto dentro del área. Juli se adelantó a todos pero mandó el balón al cuerpo del portero en su definición.
Cuatro minutos después (57'), el técnico blanquiazul movió el árbol, sentó a un desdibujado Candela para dar entrada a Carlos Martínez, llamado a marcar diferencias en el ataque. Pero el punta de Mataró tampoco tenía el día, casi todos los controles se le marchaban largos, no podía darse la vuelta y, además, desaprovechó una llegada clara por la banda derecha. El debutante Víctor Olmedo sirvió un buen balón a la espalda del lateral Navararro para que Pol Roigé ganara la línea de fondo y asistiera al corazón del área, donde Carlos Martínez controló y definió demasiado alto.
Con Roigé como amenaza en la banda derecha, el Hércules encerró prácticamente al Alcoyano durante la última media hora, pero sin generar ocasiones de peligro, bien por errores en el último pase o por la agresividad de la zaga local, liderada por Ruso.
En un mal día colectivo del cuadro blanquiazul, tampoco estuvieron a la altura los experimentados Juli y Chechu Flores y el Hércules anduvo casi siempre lejos del gol, mientras que el Alcoyano intentó sentenciar a la contra con la salida del peruano Reina, pero tampoco inquietó a un Falcón desquiciado porque fue para adentro el único disparo que recibió.
Capítulo aparte merece el debut del lateral canterano Víctor Olmedo, de 19 años. Compitió bien, no se amilanó en uno de los campos más complicados del grupo y demostró que está preparado para ayudar cuando Juanjo Nieto no esté disponible.
