Miguel Grau está aplicando el mismo pragmatismo futbolístico que Lluís Planagumà con sus jugadores. No hay termino medio que valga. O se gana o se pierde. Valencia Mestalla y Hércules son los únicos conjuntos de la tabla de que no han certificado ni un solo empate. Casillero a cero. Ya señaló el técnico blanquiazul el porqué: «Es un grupo que se dan muchos empates y sumar 3 puntos te relanza». Ahí andan parejos. Otra cosa es ampliando la mirada. El equipo alicantino es líder, entre otras cosas, por su juego equilibrado, su efectiva defensa (ha encajado 4 tantos) y su letal ataque (ha caído en ataque, pero sus atacantes inquietan). La realidad che es otra. Sin Ferrán Torres (en el primer equipo) ni Rafa Mir (Las Palmas) ni Jordi Sánchez (Numancia). El primero es un diablo en el uno contra uno, el segundo hizo en la primera vuelta del curso pasado 15 goles en 18 jornadas, mientras que el tercero, su relevo en la segunda vuelta, alcanzó la cifra de 10 dianas. Navarro está dando la cara a base de casta y 3 goles. Su acierto, en parte, depende del arte de los alicantinos Blanco y Pascu. Al ataque se suma el coreano de 17 años Kagin Lee, al que mira de reojo Marcelino. El asturiano también ha probado a Guillamón, Miki Muñoz y Racic. Son la columna vertebral del filial en defensa y en el medio. Son internacionales sub-19. Y ninguno está hoy, Miki por sanción. ¿Sin pilares habrá equilibrio?