Pues sí, Luis García Tevenet asaltó el Rico Pérez con su Atlético Levante y trajo de vuelta al coliseo blanquiazul fantasmas de temporadas pasadas, en las que cualquier equipo que pasaba por Alicante acababa poniendo música de discoteca en el vestuario visitante tras dar la campanada. El Hércules de Planagumà está concebido y diseñado para dar muchos zarpazos a domicilio con su fútbol vertical y de contragolpe, pero en casa ya va quedando claro que le costará sacar los partidos adelante porque los rivales se encierran, detienen el juego continuamente y para derribar ciertos muros es necesaria una fluidez en la elaboración que ayer se echó mucho de menos tras el descanso.
Duele especialmente el traspié de ayer (segundo consecutivo en casa ante un recién ascendido) ya que el bofetón se lo llevaron los aficionados. La entrada fue ligeramente inferior al día del Teruel y con esta progresión, aún será peor frente al Badalona, ya que un equipo que aspira al ascenso no puede permitirse tanta debilidad en su feudo. Y más cuando la ciudad está enganchada como nunca y ávida de alegrías.
Para el partido de ayer no sirve la justificación de que el Hércules mereció mejor suerte por juego y ocasiones. Es cierto que buscó con insistencia el premio en el primer acto, pero tras el descanso mostró una versión plana que dejó las primeras dudas del curso. A todo esto se une la tarde gris de Carlos Martínez, de nuevo sin remate ni clarividencia en los metros finales. Debutó Emaná en la última media hora, pero el camerunés no fue la solución.
El conjunto de Planagumà comenzó el duelo con la lección aprendida del traspié ante el Teruel y fue a por el rival desde el principio, sin dudas y con la savia nueva que aportaban Nani y Salinas en una banda izquierda inédita. El guión del partido pudo cambiar bien pronto si Juli hubiera rematado certeramente un gran centro de Nani en el minuto 4 cuando se encontraba en posición franca. Los blanquiazules fueron claros dominadores del juego en la primera parte ante un Atlético Levante que prácticamente no cruzó la línea del centro del campo. El Hércules tuvo un arreón desde el minuto 20 hasta el 30 que mereció el premio del gol. En el 21', Juli puso el balón en el corazón del área pequeña en un preciso lanzamiento de falta y tras varios rechaces la ocasión quedó en nada. Tres minutos después, el alcoyano metió un pase letal desde la línea de fondo que se paseó por toda el área pequeña sin hallar rematador. Y en el 25', otra maniobra brillante de Juli en un saque de esquina acabó con el cuero en el área pequeña sin que Samuel acertara en el remate. Un minuto después, con el Hércules desatado y la grada casi saboreando el gol, Pol Roigé robó el balón en zona de peligro pero se equivocó en el último pase y dejó el cuero demasiado atrás a Juli dentro del área.
La única parada realizada en todo el partido por el meta Cárdenas llegó en el 31' al enviar a saque de esquina un remate de cabeza de Salinas a centro pasado del omnipresente Juli.
El segundo acto comenzó con una buena ocasión para el Hércules tras una gran acción de Pol Roigé por su banda derecha. Lo hizo todo bien y asistió a Carlos Martínez, pero su disparo se marchó alto. Nada hacía presagiar que el partido se le haría bola a los blanquiazules, pero así fue. El Atlético Levante se fue adueñando del balón al tiempo que incurrían en simulaciones y pérdidas de tiempo constantes. El exherculano Juan Delgado avisó con un disparo sin ángulo demasiado cruzado y el 0-1 llegó, en el 76', con un gran disparo cruzado de Arturo Molina dentro del área al aprovechar un servicio preciso hacia atrás desde la línea de fondo.
El gol noqueó definitivamente a un Hércules sin ideas y la entrada del delantero Emaná y el extremo José Fran no cambió el panorama. Los jugadores de Planagumà se desquiciaron, llegaron las prisas, las imprecisiones, y se multiplicaban las pérdidas de tiempo para regocijo de Tevenet en el banquillo.
El equipo sólo recuperó la fe cuando Planagumà espoleó a la grada al ver los siete minutos de prolongación en el cartelón del cuarto árbitro. Dos arranques de raza de Juanjo Nieto acabaron en sendas ocasiones para Emaná y Juli, pero el camerunés remató de cabeza alto y el alcoyano, desfondado, definió muy mal desde el punto de penalti.
