El Hércules cuenta por miles sus goles desde que diera sus primeros pasos allá por los años veinte. Han sido muchos, y de muy diferentes maneras, los que la afición blanquiazul ha celebrado a lo largo de su centenaria historia. Muchos supusieron éxitos incomparables por su trascendencia: ascensos; derbis contra Elche, Valencia, Alcoyano; gestas en los mejores escenarios del fútbol español como la de Sanabria en el Santiago Bernabéu o la de Valdez en el Camp Nou. Otros muchos quedaron olvidados por su factura rutinaria o por la más absoluta actualidad.

De esos miles de goles, pocos, por no decir ninguno, se consiguieron desde campo propio hasta el pasado domingo, cuando el lateral derecho castellonense Juanjo Nieto empalmó un despeje sin más miramientos desde 60 metros que terminó entrando en la portería del Villarreal B, colaboración mediante del portero rival. Por su factura no pasará a los anales de la historia y sí por el garrafal traspié del guardameta «groguet», aunque sobre todo coge prestigio en el Hércules por su exclusividad.

En total, unos 60 metros porque el Mini Estadi del Villarreal mide 105 x 68 metros. A la mitad (52,5) se ha de sumar el radio del círculo central (unos 9 metros) que separaba a Juanjo Nieto de la portería. Con la ayuda de la hemeroteca visual y escrita de la que se dispone, el gol blanquiazul más lejano del que se tenía constancia fue un zapatazos desde 40 metros de Miguelo en la 89/90 en el modesto campo del Ibiza. Aquel tanto no valió para evitar la derrota del Hércules de Moncho, que completó la peor temporada de su historia y terminó el curso en decimotercera posición en Segunda B.

Aproximadamente desde la misma distancia, el zurdo Álvaro Cámara marcaba otro golazo en la 05/06 ante el Poli Ejido que, curiosamente, tampoco valió para evitar la derrota en el Municipal de Santo Domingo.

También otro zurdazo de Luismi fue inútil en un traspié en El Sadar en la 94/95, pero el recuerdo que queda de aquel gol es aún imborrable. Otros 40 metros estériles para el guardameta Roberto, que no pudo hacer nada para evitar el gol.

Yeray, Fran Figueroa y Moisés

Más recientemente, y en el Rico Pérez, el mediocentro Yeray hizo estallar de júbilo en 2015 a la afición blanquiazul con un golpeo perfecto que se coló por la escuadra desde 35 metros. El rival, el Hospitalet; el resultado, por fin una victoria.

Desde esa distancia aproximada, el lateral diestro Fran Figueroa encarriló una victoria en Novelda en la 03/04, en la anterior época en Segunda B. Al final, un rotundo 0-4 en La Magdalena a las órdenes de Granero.

En este repaso a goles del Hércules desde larga distancia no puede faltar el delantero trotamundos Moisés García León. El ariete zaragozano dejó para el recuerdo una falta directa desde 30 metros ante el Sporting de Gijón en la 05/06 en el Rico Pérez que supuso el 3-2 definitivo para el conjunto de Mandía.

En Primera División también perforó redes el Hércules con teleobjetivo. El centrocampista valenciano Farinós culminó su regreso tras lesión en una visita a Alicante del Zaragoza en la que enganchó un zurdazo que besó las mallas con fuerza desde 30 metros. Un grito de rabia. Como el de Sendoa en la 08/09 ante el Girona, después de sacar una falta lateral que hizo una parábola y que terminó en el interior de la portería de Iván.

Rodríguez, a Molina de vaselina

Es difícil concretar la distancia exacta porque los estadios varían sus propias dimensiones y porque las pruebas son cada vez menos conforme se echa la vista atrás. Aun así, todavía se pueden rescatar para la causa el gol de Sigüenza ante el Lleida en la temporada 95/96, una vaselina perfecta gestada desde unos 25 metros. Los mismos que separaban el balón de la portería del Villarreal en la 12/13, cuando Pamarot armó la pierna derecha.

Rodríguez (máximo goleador de la historia del club) también dejó un gol desde 30 metros al Atlético en la pretemporada de 1996. Cómo no, a Molina.