En el trepidante mundo del fútbol solo a los buenos jugadores se les detiene el tiempo. Unas décimas de segundo, no más, en las que solo ellos pueden ejecutar cuando el resto mira. Carlos Martínez bien vale una entrada. Ayer el «10» del Hércules destapó el frasco de las esencias para despejar otros olores. A los 25 minutos culminaba con delicadeza una arrolladora subida, otra, de Juanjo Nieto que terminó enviando Pol Roigé a la frontal del área. Allí controló Carlos y encontró tiempo y espacio para enviar el balón a la red con el interior del pie entre una maraña de piernas.

Fue lo mejor de un Hércules que tiene en el lateral derecho a su mejor activo y que ha encontrado en su homólogo zurdo en otra cantera en la que picar. Nani, de 20 años, ideó en el 29', poco después del 1-0, un pase a la espalda de la defensa del Murcia que aprovechó en potencia el camerunés Emaná, que promete cabalgadas y oficio. El exdelantero del Nàstic ganó en velocidad a su par y engatilló, ya dentro del área, un zurdazo raso que adivinó con mérito el arquero Tanis.

Tras esos dos fogonazos surgidos de los laterales, el partido se emborronó. Hasta el descanso el Hércules mantuvo el tipo con pundonor y saber estar ante un rival tan puntero como él en Segunda División B, pero dejó entrever que el problema del centro del campo anda todavía sin solución clara. Diego Benito apenas dejó su impronta en el juego y Candela, hombre de pierna fuerte, no dio abasto para ambos menesteres. Tampoco pretende este Hércules apropiarse más de la cuenta del balón, pero la Liga es larga y habrá demasiados rivales que le cedan la posesión sin mayor miramiento.

El propósito de Planagumà es reconocible: defensa sólida, transición rápida y resolución arriba. Ayer le bastó ante un rival de enjundia, pero la puesta en escena de ayer no ha ocultado que debe llegar cuanto antes otro mediocentro. Entre tanto, el equipo se encomienda a dos delanteros que sobre el papel gustan y sobre el césped convencen. Complementarios; uno todo potencia, otro pausa y buena letra. Ayer actuaron de la mano hasta para irse al vestuario, la grada respondió con ovación. La más cerrada de la tarde, pero no la única porque a Nani también se le reconoció el despliegue.

Muchos cambios y un hallazgo

Tras el descanso, la zurda y la categoría de Aquino inquietaron la portería de un Hércules más ecléctico y menos agresivo. Bajo el influjo de un carrusel de cambios infinito (que silenciaron el regreso de Miñano al Rico Pérez) y del aroma festivo de la cita el ritmo decayó y solo lo levantó el canterano Pedro Torres, que insiste cada vez más en recibir la alternativa en una plaza mejor. El joven centrocampista robó una cesión al centro de la zaga del Murcia, de esas prohibidas por catecismo, y estableció de un zapatazo el 2-0. Otro señor gol.

Acto seguido Ferri, que había suplido a Falcón, evitó un gol a bocajarro tras un cabezazo fantásticamente habilitado por Aquino. Era el 2-1 que sí lograría poco después Palazón, con un disparo imposible desde el área pequeña. El Hércules volvió a dejar en casa un Ciudad de Alicante del que salió Carlos Martínez proclamado como mejor jugador. Cuenta atrás para la Liga.