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Planificación sobria sin egos ni caprichos

El Hércules aparca la bicefalia y construye su primer proyecto unipersonal con Portillo como eje

Javier Portillo pasa al lado del escudo de camino a los vestuarios del Rico Pérez. josé navarro

Todo tiene explicación, nada ocurre por casualidad... los ascensos, tampoco. El Hércules está a punto de cerrar su primera planificación de temporada sin estridencias, sin descarrilar. La primera después de infinitos veranos protagonizando episodios sombríos que tuvieron un desenlace funesto al final del ejercicio. La pulsión de Enrique Ortiz por buscarse socios que le acompañen en el palco ha contribuido sobremanera a agudizar la inercia negativa de los proyectos. Han sido necesarias cuatro temporadas en Segunda B (y dinero malgastado) para entender que todos los implicados pueden opinar, pero sólo uno tomar la decisiones definitivas. La estabilidad siempre favorece, de ahí la importancia de reseñar qué ha cambiado este verano para que una corriente mayoritaria crea, a pesar de los mazazos y los desengaños, que ésta pueda ser la temporada buena, la que saque al Hércules del lodazal de una categoría pegajosa.

Un mediador útil

Quique Hernández equilibra las tensiones en la zona noble

Su contratación pudo sorprender a alguien en un primer momento, pero el paso del tiempo confirma que entró en el club para cumplir una tarea compleja: mediar entre unas fuerzas y otras para que ambas sumen en vez de restarse energía. Su empeño le ha granjeado varios episodios desagradables, pero la misión evoluciona bien, de momento. Ha logrado que Javier Portillo tenga libertad para tomar decisiones, que el director deportivo ejerza como tal. Por primera vez, todos los componentes del equipo son futbolistas que llegan de su mano. El presidente, con experiencia ejecutiva en un fútbol tan proceloso como el griego, ha sabido manejarse entre las dos corrientes torrenciales que sacuden ahora el Rico Pérez.

Criterios deportivos

Centrados en las necesidades más que en los golpes de efecto

Es la primera vez que la planificación deportiva se centra en resolver los problemas reales de la plantilla y se olvida de los nombres propios, generalmente en viaje de vuelta y sin experiencia reciente en la categoría. Uno de los errores más cometidos ha sido fichar futbolistas de año en blanco o gris por el simple hecho de que se rebajaban el caché a cambio de más de un año de salario. Jugadores invisibles, con pedigrí pretérito, que buscaban salidas urgentes de sus clubes. La lista es amplia... Pero este verano la apuesta ha sido clara: experiencia en Segunda B y argumentos contrastados sobre el césped, jugando, contando para sus respectivos entrenadores. Esta vía no garantiza el éxito, casi nada lo hace en una Liga en la que 80 equipos (muchos pudientes y con solera) pelean por 4 plazas en el fútbol profesional, pero lo acota, lo reduce. La defensa y la delantera se han reforzado. Fueron dos lineas sin la efectividad exigible a un aspirante al ascenso. El delantero titular del curso pasado ahora es el tercero en discordia y solo falta un lateral zurdo para multiplicar la competencia atrás, donde sólo Juanjo Nieto tiene garantizada su plaza por motivos obvios. El abanico de centrocampistas y sus perfiles es versátil, y aún falta otro refuerzo en esa zona. La fe en Alejandro Chavero es absoluta, pero su contratación se ha complicado tanto que parece muy-muy difícil que vaya a salir del Cartagena sin pagar por él un traspaso.

Técnicos con 'hambre'

Planagumà, el método; Vegar, la atención y el balón parado

Que sólo uno decida quién debe sentarse en el banquillo hace que se elijan técnicos muy concretos ajustados lo más posible al perfil de la plantilla buscada al 100% por el director deportivo. Lluís Planagumà debe aportar los métodos de trabajo optimizados al fútbol actual y el alicantino José Vegar abundar en la estrategia, un arma fundamental en una categoría en la que muchos partidos se resuelven de forma súbita, a balón parado. Haber sido la mano derecha de José Bordalás (Getafe) es un aval suficiente para garantizar un conocimiento solvente de los intangibles que dominan el otro fútbol, ese concepto básico para saber competir. De su etapa como futbolista, tampoco hace falta explicarle qué es el Grupo 3 de la Segunda B. Además, la experiencia de Planagumà en filiales debería ser capital para sacarle provecho a los sub'23, otra de las asignaturas pendientes que han lastrado al Hércules, incapaz de explotar el talento latente de los más jóvenes.

Guiños a la afición

La campaña de abonos, un ejemplo del cambio de dinámica

Por primera vez en años, la campaña de abonos no ha significado enfrentar a los aficionados con su club. Contribuyó a ello la inclusión de parte de las demandas atávicas de la grada y la sensación de que con la captación de socios se buscó fidelizar en vez de recaudar sin remordimientos. Importa más que haya menos asientos libres que dinero en la caja (sin que esto deje de ser relevante). Imponer esa decisión ha provocado no pocos incendios, pero se sofocaron con discreción, sin salpicar. La rebaja notable en la tribuna superior, el abono familiar, el regalo del play-off si llega el caso, no servirse del perfil comercial de los socios para vender más... han valido para que la temporada empiece sin nuevas cicatrices.

Ligados a objetivos

El futuro de TODAS las partes está marcado por sus méritos

El consejo sólo atenderá al resultado final para tomar decisiones y esto afectará a todos los implicados, desde el primero hasta el último. Juan Carlos Ramírez acepta quedarse en la sombra, dejar las manos libres a todos los actores de la parcela técnica, pero no lo hace a fondo perdido, lo hace esperando que todos le rindan cuentas. Si el proyecto no cuaja, recuperaría su sitio con plenos poderes y nadie en el club se lo podrá reprochar.

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