Ocho y media de la mañana, un furgón blanco irrumpe en plena playa de Muchavista, a los pies de la urbanización Las Lanzas, entre la galbana y los primeros desayunos. Es un madrugador Hércules, que ha cambiado el césped por la arena. Del vehículo no salen sombrillas ni colchonetas, sino vallas, conos y algún que otro balón. La pretemporada sigue su curso, el sol comienza a asomar.

La excepcionalidad del entrenamiento no resta carga de trabajo. El preparador físico del club, Portu, toca diana y el pelotón rompe a sudar ante la sorpresa de los bañistas que han desafiado al sueño. «Queríamos cortar la monotonía del día a día y hemos aprovechado esta semana larga sin amistosos para venir», confesaba el preparador físico. El objetivo, «mejorar la fuerza explosiva y la potencia aprovechando la resistencia de la arena».

«No hemos venido a bañarnos», repite Portu, concienciado de los fallos que hubo en la última pretemporada. «Fue un año malo en todos los sentidos, para esta temporada estamos con mil ojos», recalca el preparador de Bigastro, que presume de que el Hércules cuente para esta incipiente 18/19 con dos fisioterapeutas y dos readaptadores. Esta mejora en el área médica y de prevención arma al equipo de más salvoconductos para evitar otra plaga de lesiones. «Muchas veces no se pueden evitar, es fútbol, pero ello no nos va a privar de seguir trabajando duro, al futbolista hay que cuidarle, pero también exigirle», repite Portu.

Nueve y media de la mañana, el sol brilla ya con fuerza, la marea rosa mira de reojo el agua y un grupo de turistas se para frente a ella para inmortalizar el momento. Al Hércules todavía le queda una última serie para desprenderse del mono de faena y darse un apetitoso chapuzón. La pretemporada sigue haciendo estragos en las piernas de unos futbolistas que comenzaron a correr el 9 de julio, hace ya más de un mes. Todavía quedan kilómetros. Muchas agujetas, pero nada fuera de lo común en estas fechas. Tocan madera.

El equipo culmina hoy la quinta semana de preparación; por delante, solo una más antes de la competición oficial. En el horizonte más cercano, el Trofeo Ciudad de Alicante del próximo miércoles en el Rico Pérez ante el Real Murcia, que Planagumà ha programado como el último gran ensayo antes del estreno ante el Ontinyent.

Salvada la rutina, los futbolistas se descalzan, beben agua y hacen piña bajo las olas. El utillero Gallo, junto a Carlos y Miguel y secundado por el entrañable Hilario, recoge los bártulos y carga la furgoneta que una hora antes había asaltado la calma de un plácido día de playa. La expedición, liderada por el pluriempleado Quique Sala, se despide entre bromas y cuenta las horas para que ruede el primer balón camino del quinto asalto a Segunda División. Otra jornada diferente será difícil de ver durante el curso, aunque «todo depende de la dinámica, si ganas, todo se ve bien», reza Portu. Amén.