A la búsqueda de salida en el laberinto de deudas e incertidumbre institucional en el que zozobra el Hércules desde hace años, el club ha presentado esta semana ante la Agencia Tributaria (AEAT) una solicitud de entrevista con el nuevo director general de Recaudación para intentar acercar posturas sobre el pago de los más de cuatro millones de euros pendientes con el fisco. La petición incluye una propuesta de desembolso de un millón al contado y tres millones más a plazos en función de la categoría en que milite el equipo.

Pero la deuda con Hacienda no es la que más preocupa y apremia en los despachos del Rico Pérez, donde el mayor temor -por cuantía e inminencia- es la «espada de Damocles» de los siete millones que reclama la Comisión Europea (CE) por las ayudas estatales concedidas en 2010 y que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) tiene la obligación de cobrar el 5 de julio. De modo que la buena voluntad demostrada ante la AEAT por el club que preside Quique Hernández forma parte de la estrategia de la entidad ante el doble pleito con el Ministerio y la UE.

Porque, ¿qué ocurriría si Hacienda cobra ese primer millón y, acto seguido, el club no puede hacer frente a la devolución de los otros siete millones? ¿Un millón pagado para nada ?Las que siguen son varias claves para intentar descifrar ese complejo laberinto en que se mueve el equipo de referencia de Alicante.

El pago de los siete millones ordenado por la CE condiciona todas las operaciones

Así constan en el plan de salvación de la entidad blanquiazul. El Hércules se plantea pagar un millón a «tocateja» el primer año y 20.000 euros durante dos años más, cada ejercicio, si el equipo continúa en Segunda B. De subir a Segunda A, se compromete a liquidar los otros tres millones en dos temporadas más en la categoría de plata. Esta vez no hay fincas ni avales inmobiliarios, como planteó el año pasado el expresidente Juan Carlos Ramírez en uno de sus órdagos a Hacienda. Cabe la posibilidad de que la Agencia Tributaria acepte el pago en dinero contante y sonante de un primer millón y garantías del cobro de los otros tres. Pero si el Ministerio llama a la puerta del Hércules y dice «sí», ¿están dispuestos de veras a pagar los inversores y accionistas sin que se haya resuelto el escollo de los siete millones de la Comisión Europea? Si el Tribuna de Justicia de Luxemburgo no concede la suspensión cautelar de esa devolución, ¿van a desembolsar ese primer millón Enrique Ortiz, Ramírez o Javier Portillo? Todo apunta a que esperarán a que se pueda resolver el contencioso con Europa antes de «aflojar» a fondo perdido un millón a la Agencia Tributaria sin que esté plenamente garantizada la supervivencia de la entidad.

La intermediación del Consell como tabla de salvación

En el club y su entorno son cada vez más pesimistas con la resolución del litigio con la UE y empiezan a dar por hecho que habrá que devolver los siete millones por aquellas infames ayudas estatales ilegales. Tienen a su favor la buena predisposición para colaborar del director general del IVF, Manuel Illueca, y del propio president de la Generalitat, Ximo Puig. Pero, con todo, la reclamación del dinero es un acto debido y de obligado cumplimiento para el banco del Consell y, si no hay suspensión cautelar como ha conseguido el Elche por razón de urgencia y daño irreparable para a supervivencia, el escenario es de pago o liquidación. Llegados a este punto, que bien puede darse este mismo verano, el Hércules lo fía todo a la voluntad de la Generalitat a la hora de convencer a Bruselas para aceptar un calendario de pagos. La llegada de Quique Hernández a la presidencia ha mejorado notablemente la sintonía entre el Consell y el Hércules, que en la etapa de Ramírez pasó por momentos de confrontación y desencuentros constantes.

Hacienda contemporiza con un moroso reincidente tras el cambio de rumbo en el club

Habitualmente, Hacienda «no mata» a quien le debe dinero. Tiene razones de sobra desde hace años para dudar de la voluntad de cumplimiento del Hércules y sus cuentas están embargadas desde febrero del año pasado, pero no ha liquidado la entidad. Seguramente porque ve opciones serias de cobrar, aunque sea una cifra inferior a esos cuatro millones. Atenta a los movimientos del club, como es su obligación, la Agencia percibe un cambio de tono y de rumbo en el Hércules, que ha mejorado su protocolo en el último año. No se fía, pero quiere hacerlo. Podría ejecutar a esta institución casi centenaria, pero prefiere esperar e intentar cobrar. De modo que Hacienda también es consciente del peligro que suponen los vasos comunicantes de las deudas del club con el fisco y con la CE. Y no se altera por los incumplimientos anteriores y por las largas que pueda recibir ahora desde el Rico Pérez hasta que se solucione el enredo de Bruselas. Si es que tiene arreglo. La Agencia lo sabe y también marca sus tiempos. Mejor que no llame por ahora, que no ponga a prueba la voluntad inmediata de pagar de Ortiz y Ramírez. Que no diga «sí».