Aunque a principio de curso nadie pensaba que el Hércules podía repetir el ridículo de la temporada pasada, la tozuda realidad ha traído de vuelta un fracaso rotundo del que no se salva casi nadie. El equipo blanquiazul baja la persiana a principios de marzo, a falta aún de diez partidos para que acabe la Liga, y expone a su sufrida afición a un calvario deportivo difícilmente soportable. Que todo un Hércules se quede sin jugar la promoción por segundo año seguido es injustificable y obliga a tomar medidas drásticas para sanear un vestuario que huele a rancio. Sobran nombres, faltan hombres y se echa mucho de menos arrojo y valentía.
El conjunto de Visnjic se vino ayer abajo de manera incomprensible tras el descanso y dos errores flagrantes en la salida de balón acabaron condenando a un Hércules que desconcertó hasta a su propio entrenador.
Josip Visnjic repitió de inició el mismo once por tercera semana consecutiva, algo inédito este curso y que no pudieron hacer Claudio Barragán ni Gustavo Siviero entre lesiones y sanciones. El Hércules comenzó el partido con la intensidad tan alta como su presión y dispuesto a hacerle daño al filial del Girona con robos cerca de su área.
La ocasión más clara de este primer acto llegó siguiendo este guión en el minuto 9. José Fran aprovechó un mal pase del coreano Paik en la salida de balón para avanzar metros y plantarse dentro del área. Tenía pase claro a David Torres en el corazón del área pequeña, pero apostó por un disparo seco abajo que el meta Vito repelió con apuros en dos tiempos.
Este arranque agresivo y ambicioso del equipo alicantino generó dudas en el cuadro local, con jugadores muy jóvenes, y en el minuto 12 Juli desaprovechó una gran combinación con Chechu con un disparo precipitado con la izquierda que no encontró portería cuando tenía metros para avanzar y definir en mejor posición.
El dominio herculano, con Paco Candela a los mandos en el centro del campo con un gran despliegue físico, fue a menos con el paso de los minutos y el filial del Girona inquietó con dos centros peligrosos desde la banda izquierda, de Boniquet, que no encontaron rematador y sacaron a Visnjic de sus casillas por las pérdidas innecesarias que provocaron las acciones.
El desarrollo del partido pudo cambiar en el minuto 26 si el árbitro tinerfeño Pinto Herrera hubiera castigado con penalti una caída de Peña en la línea de fondo, en uno de sus habituales avances haciendo equilibrios y sorteando rivales del incombustible capitán.
El primer acto finalizó sin goles y con un Hércules cada vez con menos dominio del juego y sin pegada en el área rival, su mal endémico. El guión de la segunda parte pudo cambiar si nada más reanudarse el juego, el colegiado hubiera mostrado la segunda amarilla a Soni por una patada por detrás a José Fran sin posibilidad de alcanzar el balón. Visnjic y su banquillo protestaron airadamente pero el tinerfeño no estaba por la labor de echar una mano y el duelo se convirtió en un correcalles, con el balón de área a área.
Un exceso de relajación de Santamaría provocó que Soni se colara en el área por la línea de fondo y Falcón repelió su disparo posterior sin ángulo. Esta acción fue el preámbulo del 0-1. En el 59´, el meta herculano metió en un aprieto a Pol Bueso, quien, presionado por dos rivales, dio un mal pase a José Fran que provocó un ataque con resultado letal. El centro potente de Serrano se paseó por el área y en el segundo palo remató con comodidad Álamo para marcar el primero.
Visnjic buscó la reacción con un doble cambio, pero la entrada de Óscar Díaz y Carlos Fernández resultó estéril, no por su poca aportación, sino por la bajada de brazos generalizada e incomprensible. El Hércules se desmoronó, nunca creyó en la remontada ni inquietó al meta local. Con Juli y Chechu de nuevo a años luz de generar peligro, el filial del Girona cerró el partido, en el minuto 80, con otro gol de sainete encajado por Falcón, al que se le echó encima el delantero en su intento de despeje con el pie y el balón acabó dentro de su portería como ya pasó ante el Saguntino. Epílogo esperpéntico a otra temporada para olvidar.
