Hércules, si no es hoy, apaga y vámonos. Sobre este último término hizo un tema el maño Enrique Bunbury, que desde 2010 acumula 15.574.224 visualizaciones en Youtube. Y es que la nueva etapa de Visnjic arranca en el mejor escenario posible para reengancharse a la vida. Porque si hay un equipo que está acabado es el Deportivo Aragón. Sus registros, en su vuelta a Segunda B, están yendo a la inversa de los alcanzados por Bunbury. No hay por donde cogerlos para enfocar una noticia positiva. Básicamente, porque no está sabiendo competir, es colista con solo un triunfo y no ha sido capaz de puntuar aún en 2018. Quizá lo más destacable sea que entre sus filas hay mirlos blancos a cuidar por el club para que no vuelen a otro nido. Son los casos de Zalaya, Biel y Torras. La Tercera frenaría su progreso y tienen cualidades, incluso para Segunda. De hecho, Zalaya perteneció a la primera plantilla hasta enero. Si bajó para estar a las órdenes de Laínez fue por competencia con los grandes y urgencias en el filial. Le ha acompañado Raí Nascimento. El caso de Biel es distinto. Entrena en La Romareda pero juega en la Ciudad Deportiva. Y es que el Zaragoza vuelve a estar una vez más lejos de regresar a Primera. Con ese golpe de realidad y Pitarch forzado el embargo de las cuentas, la entidad está ignorando al Zaragoza B. Se ha ocupado en que Nick Buyla, que estaba cedido en el Tudelano, regrese. También de que los chavales viajen los días de partido en bus, generando un mal rollo más. Y es que han empezado los recortes por el seguro regreso a Tercera. Lo que pasa es que en fútbol puede pasar cualquier cosa, incluso en esta situación. Que se lo digan al Mallorca, que estuvo a punto de pifiarla en Son Moix. A ver qué dice el Hércules.