«Habrá alguien que haya pagado por esto», le confesaba un vecino de Llagostera a su amigo mientras ambos se encaramaban de puntillas desde la calle sobre la modesta valla de un estadio que apenas acogió ayer a 250 espectadores en la visita del Hércules. La frase, no sin cierta sorna, escondía una verdad palmaria: que el partido no pasaría a la historia por prácticamente nada. Quizás sí por las rudimentarias instalaciones del estadio gerundense; tanto dentro como fuera del césped artificial.
Sin embargo, sobre él los blanquiazules ofrecieron una de sus versiones más serias de toda la temporada. Esculpido a imagen y semejanza de su entrenador, el Hércules entró con la lección en la cabeza y salió del examen con buena nota. Samuel, en el calentamiento, ya advertía a sus compañeros de lo que venía. «¡Que no nos falte vivacidad!», gritaba el alicantino mientras golpeaba animosamente a su compañero de la zaga Pol Bueso.
Concentrados desde el minuto uno y sin apenas intención de jugar un balón desde atrás, el Hércules fió su suerte a un golpe de genialidad de alguno de sus tres hombres de arriba. Y así fue. En medio de un intercambio de pelotazos más propio de un futbolín de barrio, a la media hora de partido apareció una jugada de tiralíneas entre Óscar Díaz y Chechu Flores que embocaría el ariete Carlos Fernández en área pequeña tras un centro raso desde la izquierda.
Ya había merodeado el balón con anterioridad la meta de Marcos gracias a dos envíos de Chechu que no encontraron rematador y a un derechazo seco de Juanjo tras un rechace que lamería el larguero.
Entre tanto, el Hércules fue mejor y Falcón apenas tuvo que intervenir. Con un par de intentonas de Óscar, una de ellas de un pillo disparo raso de falta, llegaría el descanso con ventaja blanquiazul, algo que no conseguían los alicantinos desde hacía dos meses.
El innegable gen competitivo que ha insuflado Claudio a la plantilla mantuvo con ventaja al Hércules, a pesar de que la Llagostera avisó en un par de ocasiones tras el descanso con una doble ocasión de Gabarre y Moha y un córner al segundo palo que no encontró rematador.
Dos contratiempos
A falta de 25 minutos volvieron a asomarse los fantasmas de las lesiones que han diezmado sobremanera al Hércules desde hace unas semanas y Chechu Flores y Carlos se vieron obligados a abandonar el terreno de juego por sendas molestias físicas, que aparentemente no revisten mayor gravedad. Sus sustitutos, Tarí y Vilanova, no sólo no bajaron el nivel sino que devolvieron al Hércules el punto físico que había perdido. El delantero canterano desaprovechó a falta de ocho minutos para el final un balón que le cayó en el punto de penalti pero disparó muy flojo a las manos del portero. Dos minutos antes, en el 80', el chileno Navarrete, muy activo durante este partido de rompe y rasga, había mandado a las nubes una volea dentro del área tras una cesión de Óscar. Ambas ocasiones nacieron de las botas de un Connor más liberado como extremo tras la entrada de Vilanova, que desplazó a Bueso al lateral zurdo.
De nuevo imbatidos
Desde la inclusión de Pol Bueso en la zaga herculana tras su debut en Lleida, los de Claudio han dejado su portería a cero en tres de sus últimos cuatro partidos. El «búfalo de Moncofa» aporta serenidad y parece haberle ganado la partida a Mikel Santamaría, que fue baja ayer por una contusión en la rodilla en el último entrenamiento.
El Hércules despide el 2017 con cuatro partidos sin perder; bien es cierto que los tres primeros fueron empates, pero ayer pareció recobrar la competitividad con la que lavó la cara al equipo Claudio tras su llegada. El Hércules, desde entonces, es un grupo fiable y al que no le generan casi ocasiones de gol, aunque a su manera de crearlas ofensivamente todavía le quedan varias entregas. Ayer fue mejor y venció por fin gracias a un gol del ariete Carlos.
Para el nuevo año, el Hércules debe mejorar mucho los 29 puntos con los que ha cerrado la primera vuelta, ya que de repetirlos terminaría la temporada con 58, insuficientes desde la temporada 2003/04 para colocarse en junio entre los cuatro primeros del grupo III.
Para el próximo partido, dentro de veinte días, el fin de semana de Reyes en Olot, Claudio confía en recuperar efectivos y, quién sabe, en tener alguno nuevo. El club transmite calma para un mercado de enero que pocas veces satisfizo las urgentes necesidades de un club que anoche durmió a un punto del play-off.
