Nunca es tarde si la dicha es buena y el Hércules parece haber aprendido a competir a principios de noviembre. Ha necesitado 12 partidos y un cambio de entrenador para apretar los dientes, mostrarse agresivo, dejar de conceder y salir a flote. O eso parece, a expensas de que estos mismos jugadores que salieron ayer reforzados de Son Moix den un paso al frente también en el Rico Pérez el próximo domingo ante el Atlético Baleares (12.00 horas).

El empate conseguido ayer en el feudo del intratable líder Mallorca, donde nadie había rascado un punto hasta la fecha, demuestra que este Hércules está hecho para empresas importantes en este grupo III del pozo. Y estuvo cerca de llevarse todo el botín de haber aprovechado alguno de las ocasiones claras generadas en los contragolpes de los minutos finales en las botas de Chechu Flores, Carlos Fernández o Salinas.

El Hércules mantuvo a raya al Mallorca y buena prueba de ello es que Falcón sólo tuvo que realizar una parada en todo el partido, en el minuto 59, a disparo del mediocentro Damián desde la frontal. El cuadro de Vicente Moreno lo intentó por todos los medios pero se encontró con la agresividad y el oficio de los pupilos de Claudio Barragán, que ya empieza a dejar su impronta.

El entrenador valenciano sorprendió con un planteamiento valiente de inicio: con Juli y Chechu en el once, más José Gaspar a la derecha y Carlos Fernández en punta. El alicantino Miñano pagó los platos rotos de la mala imagen ofrecida ante el Santa Eulalia y Claudio ubicó a Pepelu y Checa en el doble pivote. Tenía Claudio muy clara la premisa de no incurrir en pérdidas peligrosas en el centro del campo y por eso el balón pasó casi siempre de los centrales y laterales a la cabeza de Carlos Fernández.

La primera gran ocasión del duelo entre «gallitos» fue para el Hércules, pero el ariete madrileño tardó demasiado en rematar en posición inmejorable dentro del área y en posición centrada, tras un gran centro de José Gaspar, protagonista de la primera parte porque casi todo el peligro partió de sus botas.

Su homólogo del Mallorca, Abdón Prats, disparó demasiado cruzado ante Falcón en la acción previa al 1-0, concedido infantilmente por el central Mikel Santamaría al despejar con la mano el balón dentro del área en un centro lateral. Abdón Prats protestó airadamente, el árbitro no lo dudó y el propio «9» transformó la pena máxima engañando a Falcón y con una ejecución por abajo.

El Mallorca sólo había encajado tres goles en once partidos y al Hércules se le ponía el partido en chino. Pero con el paso de los minutos fue adelantando líneas y aprovechó el exceso el exceso de confianza de un equipo balear en estado de gracia («jugamos con fuego y nos quemamos», reconoció después su entrenador).

En el 39', un gran pase de Chechu Flores por debajo de las piernas del lateral Sastre dejó a Carlos sólo ante Reina, pero su disparo raso, con poco ángulo, fue rechazado por el veterano meta, la estrella indiscutible del líder.

Parece que la suerte del Hércules va cambiando con los dos triunfos en los minutos finales ante el Peralada y Santa Eulalia y esta vez el gol «psicológico» cayó también del lado blanquiazul en la última acción de la primera parte. Gaspar sirvió un extraordinario balón entre líneas a Carlos dentro del área y el pase del delantero hacia el corazón del área pequeña llegó a Chechu Flores, que sólo tuvo que empujarlo hacia la red. Le dedicó la tercera diana en Liga a su mujer, embarazada.

En la segunda parte, la posesión de balón fue claramente para el Mallorca pero las mejores ocasiones llevaron sello alicantino. Ya en el 54', Juli, con poco ángulo, disparó al primer palo y se encontró con el portero tras una rápida contra. Falcón realizó su primera parada del partido cinco minutos después tras un potente chut centrado de pivote Damián desde fuera del área.

La entrada del chileno Navarrete por un desfondado Juli fue toda una declaración de intenciones del Hércules, que quiso que el partido muriera con media hora de antelación. Lo paró todo lo que pudo, desquició a la grada, a los jugadores locales y a su técnico. Pero apenas sufrió, que era el objetivo. Y además dispuso de dos ocasiones más claras para dar un golpe encima de la mesa.

En el 89', Chechu, extenuado, definió alto ante Reina tras una larga cabalgada. Y en el 95' un remate del canterano Álvaro Salinas a la media vuelta dejó a todo Son Moix congelado. Pero se marchó por poco y dejó al Mallorca imbatido.

El uno por uno