Vienen las aguas menos revueltas por el club desde la llegada de Claudio...

Sí, sobre todo a nivel de puntos porque nos hacen ver más cerca los puestos de ascenso, pero el nivel de trabajo debe seguir siendo el mismo.

¿Qué novedad ha introducido Claudio

Es una persona muy exigente, Siviero y él tienen caracteres muy diferentes, cada uno con su manera de transmitir, pero los dos son entrenadores de superior categoría. Sólo que ahora cuando los resultados acompañan parece que se ve todo de diferente manera.

Se intuye que ha sido más una cuestión anímica.

Sí, porque al final las últimas victorias han sido agónicas. Todo es cuestión de trabajo, el año pasado era imposible remontar y ahora llevamos ya dos.

¿Hacía falta el cambio?

Al final del año se podrá hablar y valorar, ahora es difícil saberlo, pero tenemos que seguir la misma dinámica.

Lo que sí parece es que sus defectos ahora son virtudes (balón parado, últimos minutos).

Sí, pero todo ha sido a base de trabajo, los goles recibidos eran fallos nuestros; nosotros nunca nos hemos beneficiado del error de un rival y hay que cambiarlo.

Con Claudio, dos victorias en casa y dos empates fuera

No, ojalá se rompa esta semana porque cuando empatas como visitante tienes la obligación de ganar en casa. Tenemos que vencer fuera ya y en casa continuar así de bien, que era un debe que teníamos los años anteriores.

A un punto del play-off, ¿se han puesto como plazo llegar dentro al parón de Navidad?

No, el míster lo tiene clarísimo: no quiere que pensemos más allá del próximo partido, hacerlo sería una tontería porque te olvidas del choque del domingo, que es el que cuenta.

¿Y olvidan la primera plaza, objeto de deseo del club en los tres años anteriores?

No, no renunciamos a nada, es muy pronto para hacerlo. En las últimas temporadas siempre se miró ese primer puesto y nos hizo daño porque para lograrlo tienen que pasar muchas cosas, muchas jornadas, muchos meses de trabajo. El paso del tiempo nos dirá en qué dirección estamos, hay tiempo para todo, pero sabemos dónde estamos y la exigencia que tiene el club y su gente.

¿Fue un punto de inflexión el empate en Son Moix, salió el equipo de allí convencido de que puede tutear a cualquiera?

Sí, hemos competido contra grandes rivales como el Elche, Alcoyano o Mallorca y no hemos sido inferiores. Esto es una carrera de fondo y veremos quién llega mejor.

Da la sensación de que se le atascan al Hércules

Es complicado porque muchos salen con cinco defensas y pierden tiempo desde el minuto uno. La obligación de ser tú el que propones y el que juega para ganar y meter goles es un hándicap.

A título individual, ¿cómo asume Chechu ese liderazgo en su cuarta temporada en el Hércules? ¿En ese aspecto, le ha aliviado la llegada de Juli, que también asume esos galones?

Cada temporada es un mundo, pero yo me preparo para estar siempre en las mejores condiciones. A Juli no lo vamos a descubrir ahora, pero no creo que seamos los únicos líderes, aquí somos todos importantes, vamos todos a una, no hay titulares ni suplentes. Mire a Checa o a Gaspar que antes no eran de la partida y ahora son habituales.

¿Entendió los pitos de la afición ante el Santa Eulalia?

Sí, comprendo el descontento. Hace no tanto tiempo estaba viendo partidos de Primera y de Segunda y ahora ya lleva cuatro años seguidos en Segunda B, es una situación complicada tanto para ellos como para nosotros. La plantilla actual no bajó al equipo a Segunda B y queremos ascenderlo como sea. Todo será más fácil si nos apoyan desde el primer minuto; luego, al final, si no hemos estado bien, entiendo que respondan, pero -repito- esto es Segunda B.

Más de cien partidos después con el club en Segunda B, ¿le persigue el fantasma de no haber ascendido?

Es una deuda que tengo, pero no sólo conmigo, también con parte de mi familia que es de la Vega Baja y herculana. Quiero decir que he ascendido al Hércules a Segunda División, está pendiente y es algo que quiero conseguir porque lo tengo marcado.