Por distinto sendero, pero coronando el idéntico y agridulce puerto de semanas pasadas. El Hércules ofreció ayer en Formentera una imagen más seria y compacta tras apenas cuatro entrenamientos al frente de Claudio, pero no le bastó para sumar por primera vez dos victorias seguidas en lo que va de curso.

Alejado de la zozobra de encuentros pasados y en ningún momento sobre las cuerdas, el Hércules pagó ayer excesivamente caro el único despiste que tuvo en área propia y la falta de puntería en la rival.

Con la practicidad por bandera y sabedores de la imposibilidad de hilvanar un fútbol vistoso, salieron los blanquiazules al césped artificial de Sant Francesc con el canterano Pedja como principal novedad en el once y con la pareja Navarrete-Checa como «stoppers». La intención era clara y la puesta en liza hacía presagiar que el Hércules podía sumar por fin una victoria lejos del Rico Pérez.

El Hércules trató de asfixiar la salida de balón de un Formentera valiente e impropia de un novato en la categoría, con una propuesta clara por el mimo al balón que ya le dio el ascenso a Segunda División B hace sólo unos meses. La premisa que Claudio repetía el viernes de que la pelota merodeara siempre el campo rival dio sus frutos al cuarto de hora tras una gran combinación entre Óscar Díaz, Carlos y Pedja. Sería este último el que culminara una sutil dejada de tacón del delantero jienense con un tiro cruzado desde la frontal. Era el 0-1, pero el Hércules ya había avisado poco antes con un tiro seco de Óscar desde la frontal y con un remate tibio de Navarrete tras un largo saque de banda de Juanjo.

Más serio a balón parado y con Checa como amo y señor del juego aéreo maduraba la primera parte el Hércules, pero en un descuido cedía el empate en un inocuo cabezazo de Juan Antonio en el que Falcón pudo haber hecho algo más. A pesar del mazazo, el Hércules tuvo piernas y corazón para encerrar al Formentera en su área en los últimos compases de la primera mitad, pero nuevamente el infortunio se cebó con los blanquiazules. Primero fue Carlos el que desperdició una mala cesión del potente lateral Fobi con una vaselina que el meta Marcos acertó a enviar a córner. En ese saque de esquina, los locales sacaron bajo palos un cabezazo de Checa y esa misma jugada acabó muriendo en el larguero tras un disparo, algo mordido, de Carlos.

En la reanudación, ambos equipos dieron un paso atrás y sólo Pedja, nada más salir de vestuarios, tuvo en sus botas la oportunidad de desnivelar el partido con una volea que se le marchó desviada. Quizá pecó el Hércules de ceder demasiado terreno al rival tras el descanso, aunque bien es cierto que no sufrió apenas. En el debe, casi media hora sin acechar el área de Marcos; demasiado tiempo para un equipo que había salido decididamente a por el partido y que no ha sumado ni la mitad de los puntos posibles en lo que va de campeonato: 13 de 30.

De ley también es reconocer el último arreón tras la salida al campo de Chechu Flores por un cansado y ya impreciso Connor y de Pepelu por un, nuevamente, desapercibido Navarrete. A diferencia de partidos anteriores, el Hércules terminó en el área de un rival desbordado y al que sólo salvó la mágica intervención de Marcos.

Una dejada de Samuel habilitó a la perfección para que Santamaría rematara a bocajarro en el 87´ en área pequeña pero el portero del Formentera sacó in extremis. Tres minutos más tarde, ya en la prolongación, el árbitro se guardó el silbato cuando ya parecía que iba a pitar un penalti muy claro sobre Salinas. La fortuna volvió a esquivar a un Hércules que hizo más méritos que en muchos partidos anteriores, pero que regresó con los mismos sinsabores de siempre.

El próximo domingo otro equipo bisoño, el Santa Eulalia de Ibiza, será el rival de un Hércules que necesita imperiosamente arañar los puestos de ascenso ahora que varios de los rivales titubean. Caso aparte es el del Mallorca, incontestable desde el inicio de Liga y al que visitará el Hércules el 1 de noviembre, en la jornada entre semana.

Hoy arranca la primera semana completa del equipo a las órdenes de un Claudio que en apenas cuatro entrenamientos ha logrado impregnar ese gen competitivo que tanto anhelaba el club. La asignatura pendiente es la de mantener, por fin, la portería a cero, aval más que suficiente para sumar de tres en tres ahora que ya Chechu parece recuperado y que Juli apura sus opciones para volver a vestirse de corto.