La era de Claudio Barragán se inició ayer en el Hércules con una sesión de trabajo a imagen y semejanza de la filosofía futbolística del técnico valenciano: intensa en lo físico y muy exigente en lo táctico y en la actitud de los jugadores. Fue un entrenamiento de una hora y media de duración, en el que el nuevo preparador blanquiazul redobló la carga física y estuvo en todo momento encima de los futbolistas, de los veteranos y de los más jóvenes, sin dejar margen alguno a la relajación. «Era lo que buscábamos», reconocieron desde la dirección técnica del club, tres días después del despido de Gustavo Siviero.

«¡Trabajo exigente!», «¡buen ritmo!», «¡a saco!», fueron varias de las expresiones más utilizadas por Claudio para dirigirse a sus jugadores en su estreno como entrenador del Hércules a partir de las 10.30 en el estadio de atletismo y tras la presentación y saludo previos en el interior de la caseta.

Fiel a su fama de entrenador con carácter y partidario de la disciplina del grupo, el técnico valenciano programó 20 minutos de carrera continua a ritmo alto antes de ordenar un ejercicio con balón para trabajar la presión y la posesión, así como la recuperación tras la pérdida del esférico. «Has perdido el balón, Paco, ¡síguelo!», le ordenaba a Peña. «¡Que no bote, Samuel, joder!», le espetaba a continuación al central señalado por Siviero con la suplencia el pasado domingo.

Todo ello con énfasis, mucha vehemencia y siempre encima de sus jugadores, con los que mantiene un diálogo frecuente e intenso. La misma intensidad y entrega que les exige el técnico que fuera segundo entrenador de David Vidal en el Elche y del que parece haber adquirido algunos de sus hábitos y formas de trabajar.

Aunque al principio delegó buena parte del programa físico en el preparador Portu y en su segundo y hombre de confianza Ramón Villagordo, Claudio tomó rápidamente el mando del entrenamiento para animar y corregir a los futbolistas con gritos constantes. «¡Ocupad bien el espacio!», les insistía durante el partidillo a medio campo que organizó a continuación con un máximo de dos toques por jugador.

«El tute ha sido bueno», reconoció uno de los más jóvenes del vestuario al término de la sesión, a la que acudieron como observadores el director deportivo Javier Portillo y su ayudante Carlos Luque. «Es un entrenador muy intenso y exige y aprieta al máximo, tanto en los entrenamientos como en los partidos», concedió el centrocampista chileno Navarrete, que coincidió con Barragán durante su temporada en el Cádiz en la 2014-15.

Los futbolistas admiten que el decorado ha cambiado con la llegada de Claudio y la dirección técnica también. «Buscábamos precisamente esto: exigencia, intensidad y carácter porque las sensaciones no eran buenas en el equipo», reconocieron desde los despachos del club, que convencieron al nuevo preparador de que suspendiera el entrenamiento que tenía previsto realizar ayer tarde. El equipo volverá a trabajar esta mañana sobre el césped artificial del Club Atlético Montemar en La Albufereta para preparar su visita el próximo domingo (12.00) al Formentera.

«Nos faltan los puntos de los detalles», añadieron desde la dirección deportiva, «esos que se pueden conseguir con más trabajo de concentración y atención individual; y eso es lo que se ha empezado a trabajar ahora con más dedicación».

En esta primera sesión del nuevo técnico, tanto Juli como Chechu Flores trabajaron a un ritmo distinto del grupo. El primero, que se ha recuperado bien de la lesión en el sóleo pero aún está convaleciente de su operación de apendicitis, no estará en Formentera y es posible que el jienense aplace su reaparición al partido siguiente en casa frente a la Peña Deportiva Santa Eulalia una vez se haya recuperado por completo de un edema en el abductor.

Mientras, el mediocentro Pepelu también se entrenó a menos ritmo que sus compañeros por el golpe que sufrió en el cuádriceps frente al Peralada, pero todo apunta a que estará disponible el domingo en Formentera.