Con semblante serio y proclamando que la destitución de Gustavo Siviero no era la única que le pedía el cuerpo pese a la victoria. Así salió ayer Juan Carlos Ramírez a rueda de prensa.

«Varios jugadores merecen irse con el entrenador, pero es algo que no puedo hacer», aseguró aplicando la famosa ley del fútbol, que dice que es más fácil desprenderse de un entrenador que de 20 jugadores.

«En Alicante se vive muy bien por el clima que tenemos pero el futbolista que no corra, no lo quiero», exigió. «Me guardo nombres, pero tres o cuatro deberían salir, a ver si con otro maestro tocan mejor, pero quiero que besen menos el escudo y que corran más. Tienen que estar con el equipo, que es quien le paga», subrayó.

El máximo dirigente del Hércules reconoció que ha perdido la confianza en el entrenador argentino y que cree que su cese es la medida más idónea para enderezar el rumbo del club por Segunda B. «Pienso que es una decisión acertada y no quiero cometer los errores que cometí en años pasados de no atajar la situación a tiempo. Estamos sólo a cuatro puntos del play-off», indicó. El presidente, no obstante, aseguró que Siviero es «un gran entrenador, un gran profesional y una mejor persona».

Ramírez subrayó que, pese a los resultados, la plantilla es bastante buena y compensada, pero que la falta de intensidad ha lastrado al equipo: «Tenemos que infundir carácter y correr como el rival». El presidente del Hércules señaló a la plantilla, a la que culpó del 90% de la situación actual y miró también a la preparación física: «A día de hoy es un equipo roto, lo veo desfondado, nos sobran en todos los partidos 25 minutos y tenemos errores porque la cabeza no llega bien y no piensa adecuadamente». «Si hoy [por ayer] en lugar del Peralada, hubiésemos tenido enfrente al Cornellà o a Alcoyano estoy convencido de que no sacamos el partido adelante», lamentó.

Sobre el futuro inmediato del equipo, Ramírez confesó que la plantilla que quiere es una que se deje de «tanto toquecito y corra los noventa minutos». «El entrenador que quiero es el que imprima carácter a los futbolistas y que estos metan el pie durante los 90 minutos, la gente que viene a Segunda B a no sudar la camiseta no me vale. Quiero guerreros que se dejen la sangre en el campo», concluyó.

Preparación física deficiente

El mandatario vasco quiso hacer hincapié en el flojo estado físico de la plantilla y anunció, molesto, un volantazo respecto al funcionamiento actual: «Si tenemos un preparador físico le daremos el cien por cien de potestad en ese ámbito, yo me enteré la semana pasada de que eso no era así, que se estaba combinando la preparación física entre él y el segundo entrenador. Si ese binomio hubiera funcionado no habría dicho nada, pero como no es así, hay que intentar enmendarlo».