El Hércules es especialista en quemar proyectos a velocidad de vértigo y el caso de esta temporada puede resultar paradigmático si no hay pronto un golpe de timón. Y lo inmediato es, ni más ni menos, que el derbi copero del miércoles (Rico Pérez, 21.00 horas) ante derbi el Elche, un duelo de máxima rivalidad que llega con ambos equipos a siete puntos de distancia tras la disputa de sólo cinco jornadas.

Pero en el Hércules no preocupan tanto los datos como las sensaciones que desprende este equipo de Siviero, ya que se vuelven a repetir los mismos errores que el curso pasado, en el que se batió el récord de derrotas en Segunda B (15). Primero con Tevenet y después con Carlos Luque, el Hércules del curso 16/17 se comportó casi siempre como un equipo menor, sin dominio de los partidos ni de las dos áreas. Y tras un verano con 12 jugadores nuevos y otro entrenador, los males siguen siendo los mismos. Hasta los números cuadran, ya que ambos equipos sumaron seis puntos en las cinco primeras jornadas.

Pero esta vez todo parece indicar que la paciencia de la grada y del presidente Juan Carlos Ramírez será mucho menor. Tevenet fue despedido a falta de 10 partidos pero ahora Siviero ya está en la picota. De hecho, en los minutos finales del duelo del sábado ante el Badalona (1-1) un grupo reducido de aficionados en Fondo Sur entonó el «Siviero vete ya».

El Hércules se ha dejado nueve puntos en el camino y la primera plaza ya a está a siete tras las nuevas victorias del Elche y del Mallorca, dos recién descendidos que tienen prisa por regresar a la élite y reaccionaron rápido en junio al perder la categoría. Por su parte, el director deportivo blanquiazul Javier Portillo arrancó con varias semanas de retraso la planificación por el bloqueo institucional, pero no es excusa, ya que el presupuesto es más elevado que cursos anteriores y la plantilla, a priori, más profunda y compensada.

Pero a la hora de competir regresan los miedos, la ansiedad y el pánico al error, sobre todo en el Rico Pérez, donde muchos jugadores se hacen pequeños y no dan el nivel. El último encuentro ante el Badalona es el que ha hecho saltar las alarmas por las sensaciones que transmitió el Hércules en el segundo acto. En el primero hubo fases muy buenas, con dominio y profundidad, hasta que llegó el gol. En la reanudación, el cuadro de Siviero fue dando pasos atrás sin motivo aparente ya que el Badalona no ponía en aprietos y el gol llegó por pura inercia tras un aviso anterior que evitó Falcón.

Tanto Portillo como el presidente Ramírez no esconden su preocupación pero dejan claro que aún es pronto para hablar de un cambio en el banquillo. «Aquí los proyectos no pueden saltar por los aires a los cinco partidos», afirmaban ayer desde el Rico Pérez. Pero el margen de error es mínimo. Una derrota ante el Elche y otro mal resultado el domingo en Zaragoza (ante el Ebro) pondría al preparador argentino en el disparadero. También se da por hecho que, salvo un giro radical, en enero habrá cambios en la plantilla y algunos jugadores del año pasado como Checa, Gaspar o Nieto estarán en la rampa de salida si no dan un paso al frente. Especialmente decepcionante es la aportación de los dos últimos, por quienes Portillo apostó decididamente este verano hasta el punto de darle la baja a Javi Flores.

El miércoles llega el derbi que todo lo magnifica y en el que el Hércules se presenta claramente con el cartel de víctima por su mal arranque de curso y por las importantes bajas de Juli y Miñano. Ramírez y Portillo esperan una reacción inmediata para alejar los fantasmas del año pasado.