Bien haría el director deportivo Javier Portillo Javier Portilloen detectar cuanto antes de dónde proviene la falta de tensión y ambición de su Hércules para ponerle remedio de inmediato. De lo contrario su proyecto ilusionante quedará reducido a cenizas antes de que acabe la primera vuelta. Porque los números son para asustar. 6 puntos sumados sobre 15 y, lo que es peor, sin haber hecho méritos para más. El Hércules se dejó ayer otra victoria por el camino de la manera más censurable posible, la de la autocomplacencia. Sabiéndose superior y con 1-0 en el marcador, el equipo de Siviero levantó el pie del acelerador a partir del minuto 46, dejó pasar los minutos y no disparó a puerta hasta el 95', ya con el agua al cuello porque se venía otro sonrojo. Y ya son demasiados para ser sólo 17 de septiembre.

Es evidente que el entrenador Gustavo Siviero tiene parte de culpa y a nadie se le escapa que será el primero en pagar los platos rotos, pero también el dedo acusador apunta a unos futbolistas que no demuestran con rendimiento su caché. Ayer sólo Miñano y Chechu, protagonistas en el gol, estuvieron a un nivel aceptable. Y eso que el Hércules firmó una primera parte buena, propia de una candidato a jugar la promoción. Intenso, a veces profundo y con ambición, el equipo alicantino llamó a las puertas del gol con insistencia, consciente de que era un partido clave para enderezar el rumbo e ilusionar a la afición de cara al derbi del miércoles ante el Elche.

La primera gran ocasión blanquiazul llegó a los siete minutos tras una gran maniobra de Carlos Fernández, que habilitó a Chechu dentro del área. El jiennense levantó la cabeza y sirvió el gol en bandeja a Moha, pero el extremo marroquí no golpeó a la primera, recortó y no supo definir ante el veterano Morales, de 41 primaveras. El portero también repelió, en el 25', un cabezazo de Santamaría con una gran intervención, pero no pudo hacer nada, en el 39', tras el remate a bocajarro de Chechu Flores tras colarse solo en el área gracias a un extraordinario pase picado con el exterior de Miñano. El mediocentro andaba ayer inspirado pero, al igual que el resto de compañeros, se diluyó en el descanso.

La superioridad del Hércules era manifiesta y los jugadores creyeron que el trabajo ya estaba hecho, con el riesgo que ello conlleva, esté el rival que esté delante. La única aproximación peligrosa del cuadro blanquiazul en la reanudación fue un gran pase de Miñano a la espalda de los centrales que Chechu no controló bien cuando podía haber encarado a Morales, aunque también tenía a Carlos Fernández en posición inmejorable.

Pero esta acción aislada no cambió el decorado de una segunda parte que pintaba mal pese a las limitaciones del oponente. En el 68' llegó un susto serio por parte de Aly, que se plantó delante de Falcón tras una buena combinación con un compañero, pero estrelló el balón en la cara del meta gaditano, valiente en su salida. Acto seguido, Siviero reaccionó dando entrada al chileno Navarrete en el doble pivote para, supuestamente, ganar en agresividad y control del partido. Pero nada que ver. El Hércules seguía mirando el paso de los minutos y el Badalona soñando con puntuar. Y lo consiguió con todo el mérito en el minuto 78 por un mal despeje frontal de Pepelu, que dejó el balón en los pies de Aly para que el centrocampista marcara desde fuera del área de disparo ajustado al palo.

Entonces llegaron los pitos al Rico Pérez al ver cómo el equipo de Siviero corría todo lo que no había corrido antes para darle la vuelta a un marcador que ya pesaba como una losa. Chechu, en el 88', envió alto el balón en una falta en posición inmejorable y Pepelu obligó a Morales a despejar de puños, en el 95', en una falta lateral. Y otro punto con sabor a ceniza en el Rico Pérez.