El Hércules parece empeñado en seguir inmerso en una espiral de donde no logra salir desde hace ya más tiempo de lo debido. La historia refleja que al club alicantino le persiguen eternamente, como si de un castigo bíblico se tratara, dos teorías cíclicas: la de la habilidad del ave fénix para resurgir cuando la muerte parece inminente; y la de la naturaleza del escorpión, capaz de autodestruirse cuando todo lo tiene a favor.

José Juan, leyenda viva del herculanismo, lamenta esta noria en la que vive permanentemente el club: «En mi época pasó algo parecido, no tan extremo como esto, pero nos llegaron a embargar algún trofeo por las deudas», recuerda. «Por desgracia, cada vez sorprende menos, pero la historia del Hércules merece otra cosa», lamenta el canario, que vistió la camiseta blanquiazul durante más de una década entre los años cincuenta y sesenta.

Reces, delantero en los años ochenta, señala como origen del problema a varios de los últimos dirigentes. «Es un problema que viene ya de largo; en vez de sacar al club del atolladero, lo han metido todavía más en el fango», asegura. El de Alcázar de San Juan intuye un «futuro negro» y sólo vislumbra un camino: «La solución pasa por que el club se profesionalice en todos los aspectos».

A Benito Sánchez, lateral derecho de la plantilla del penúltimo ascenso a 1ª, le duelen también los estragos del Hércules, «sobre todo por la masa social, por la que el club debería mirar mucho más». No obstante, señala que éste no es un problema exclusivo del Hércules, sino del mundo del fútbol en general: «Si un ciudadano cumple con su obligación, un club también debe hacerlo». «Hasta hace unos años en España se incumplían pagos a Hacienda y Seguridad Social y se llegaban a acuerdos sobre todo por el nombre de la entidad y no pasaba nada. Ahora, por el bien de todos, esto ha cambiado», sentencia.

«Es una lástima que con todo el tiempo que había para planificar la nueva temporada, siga aún todo en el aire», explica Alejandro Varela, jugador del Hércules en dos etapas. En este sentido, Manolo Martínez señala que «seguimos con los vicios de siempre». No obstante, el de Bigastro, que mañana anunciará su retirada, confía en que Portillo (con quien coincidió en Tarragona) haga una buena plantilla una vez se desbloquee una situación económica que añade cada día una muesca más en el ajado revólver del Hércules, incapaz de cerrar un fichaje a falta de 10 días para empezar la pretemporada. «Los jugadores no pueden esperar al club eternamente», se resigna José Juan.

Joseba Betzuen, mediocentro en la época dorada del club, va más allá de lo deportivo. «Es increíble cómo se puede llevar a una entidad casi centenaria como el Hércules a tal extremo», sostiene. E incluso mira más arriba: «Me sorprende que las instituciones lo puedan dejar morir, luego van al palco cuando todo va bien. Es una sensación entre impotencia y tristeza», termina.

José Joaquín Albaladejo, jugador del club en tres etapas, es rotundo: «Mientras sigan en el mando los que están ahora, no quiero hablar del Hércules, sería seguirles el juego y no me apetece».

Entretanto, la afición aguarda expectante. «Volverá a responder, pero es lógica la desilusión tras la decepción de esta temporada», asegura Varela.

El grito es unánime: «Ver al Hércules luchar tanto por sobrevivir da mucha rabia».