Juan Carlos Ramírez ha tardado tres años en salirse con la suya pero al fin lo ha conseguido: Dani Barroso ya es historia en el Hércules. Al exjugador del Hércules le costó un mundo llegar al despacho de director deportivo del Rico Pérez (previo paso por el Alicante, Castellón y Alavés) y asumió con la ilusión propia de un alicantino y herculano la tarea de devolver a su equipo a Segunda. Pero apenas cinco días después de haber tomado posesión, se encontró con la inesperada llegada de Juan Carlos Ramírez, un empresario que pone dinero y que en ocasiones se pone el traje de secretario técnico o incluso entrenador. Las chispas entre Barroso y Ramírez saltaron desde la primera llamada del teléfono porque el primero no iba a aceptar injerencias. Pese a este ruido de fondo incesante, el director deportivo rozó el ascenso en sus dos primeros cursos y, curiosamente, en este tercero ha pagado los platos rotos cuando la responsabilidad no ha sido sólo suya, ya que ha formado tándem en la comisión deportiva con Portillo. Sólo el exjugador de Aranjuez sabe los sapos que ha tenido que tragar Barroso en estos tres últimos años y su compromiso con el club. Y su salida refuerza la posición de Ramírez, que cuenta con el beneplácito de Ortiz, el jefe supremo, porque tira de chequera. No hay más. Portillo, supuestamente máximo responsable deportivo, quería a Barroso junto a él, pero el eslabón era tan débil que Ramírez apenas ha tenido que presionar para que saltara por los aires.