El alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, entró ayer de lleno en el análisis del nuevo escenario que se abre para el Hércules con la adjudicación de la propiedad del estadio Rico Pérez al Instituto Valenciano de Finanzas (IVF). En una intervención plagada de alusiones, mensajes y hasta algún «tirón de orejas» al director del IVF, Manuel Illueca, el primer edil aseguró que el objetivo de este «acuerdo a tres bandas» es que el Hércules recompre el estadio cuando el equipo suba a Primera y condicionó la gestión del alquiler por parte del Ayuntamiento a que el banco del Consell saque a subasta el 85% de las acciones de la entidad blanquiazul, por las que el club se ha comprometido a pujar «por un mínimo de 300.000 euros».

Un día después de que el IVF, como nuevo propietario, hiciera oficial su intención de ceder al Ayuntamiento la gestión del Rico Pérez por cinco años prorrogables por el mismo periodo, Echávarri quiso tomar las riendas de la negociación para marcar objetivos y poner condiciones. «Se ha fijado este plazo de cesión», explicó en un acto público el primer edil, «con el objetivo de que le dé tiempo al Hércules a llegar a Primera División y pueda comprar el campo». Echávarri expresó su deseo de que el club vuelva cuanto antes a la élite y, si lo consigue, se comprometió a renunciar al alquiler para que el club pueda recomprar el estadio. «Eso sí», matizó, «el comprador tiene que ser el Hércules CF SAD, nada interpuesto».

En cuanto a las exigencias, Echávarri condicionó la asunción de la gestión del alquiler a que se cumpla todo el acuerdo alcanzado con el IVF y el club; y particularmente a que el banco de la Generalitat saque a subasta pública el 85% de las acciones del Hércules que tiene en su poder, por las que los empresarios que controlan la entidad, Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez, están dispuestos a ofrecer «un mínimo de 300.000 euros».

Preguntado por la decisión del IVF de pedir un informe externo para fijar el precio de esas acciones, por las que el Instituto se llegó a plantear reclamar hasta cinco millones, el alcalde recordó que los títulos de la entidad están ligados a la deuda de más de 20 millones que arrastra el Hércules. «Compras unas acciones y automáticamente empiezas a deber veinte millones de euros, que es el concurso de acreedores. Entonces no sé si valen cero o menos veinte pero no valen mucho más, no nos engañemos. No las quiero a mi nombre ni regaladas».

Sobre el posible valor del estadio, que el IVF tasó en unos siete millones tras pujar por él en febrero por 3,75 millones, el primer edil recordó que es «un activo inmobiliario que cada año sube o baja de precio» y que el Ayuntamiento ya lo vendió a Aligestión en 2007 por nueve millones de euros: «No sé lo que puede costar este año o el próximo. El año que se venda, que se tase y se adjudique al mejor postor».

Finalmente, Echávarri sí que avanzó los términos de la negociación con el Instituto Valenciano de Finanzas para fijar el canon de alquiler anual del estadio, que rondará los 188.000 euros, cantidad resultante del 5% de los 3,75 millones que ha pagado el banco de la Generalitat para convertirse en el cuarto propietario del Rico Pérez en los 43 años de historia del recinto deportivo. «El Ayuntamiento se hace cargo del campo cinco años más cinco y se lo alquilamos al Hércules por el mismo precio que pagaremos nosotros», explicó el alcalde.