El Hércules está vivo. Y eso es mucho teniendo en cuenta el estado de nervios en el que vive permanentemente su plantilla. Con coraje, dosis ajustadas de fútbol y fe en que el milagro es posible, el equipo blanquiazul se reencontró con la victoria un mes después ante el Espanyol B y al menos sigue con las constantes vitales intactas. En el estreno de Carlos Luque como técnico en el Rico Pérez, el Hércules apretó los dientes y dio un paso al frente en la segunda parte para volver a ganar en casa dos meses después y sacudirse la fatalidad que le acompaña desde hace demasiadas semanas. Está por ver si todos los males que acompañan a este equipo se disiparán una vez revertida la mala dinámica, pero cuesta creerlo. Hay demasiada angustia en ese vestuario como para que todo fluya con naturalidad de nuevo. Y el mejor ejemplo fue la primera media hora, la peor que se recuerda en muchos años. Con los jugadores atenazados, sin dar dos pases seguidos, con Checa y Espinosa haciendo aguas en el doble pivote y los extremos Nieto y Chechu sin aparecer.

Todo parecía indicar que el Hércules bajaba la persiana irremediablemente por este curso ante la desesperación de Luque en el banquillo. Dos pérdidas groseras de Checa en la sala de máquinas generaron sendas ocasiones que pudieron dar la puntilla al cuadro local. La primera, en el 14, permitió a Guille plantarse solo ante Iván Buigues, pero, presionado por Román, no envió el balón entre los tres palos. La segunda, en el 24, llegó con un un disparo de 30 metros de Álex López que repelió con acierto el meta de Mutxamel. También avisó el Espanyol B, que pelea por no bajar a Tercera, con una gran acción individual de Álex Bermejo, que ganó toda la banda derecha tras una maniobra preciosista y metió un balón de oro a Aitor, que se coló solo en el área y no disparó a puerta por la rápida intervención de Fernando Román, de nuevo el mejor del Hércules en las dos áreas.

El cuadro de Luque, que apostó de inicio por Berrocal como «9» y el talento de sus tres mediapuntas (Nieto, Gaspar y Chechu), empezó a dar señales de vida a falta de diez minutos para que llegara el descanso. La primera ocasión fue un disparo blando de Gaspar a manos del canterano del Hércules Andrés Prieto tras una buena combinación de Nieto y Dalmau.

La primera gran ocasión para los locales llegó en el 40. Berrocal, entonado y batallador como referencia ofensiva, ganó el balón por arriba y permitió a Gaspar avanzar metros por la izquierda. El extremeño sirvió un gran centro que cabeceó Chechu Flores, llegando desde la segunda línea, de manera impecable, aunque se marchó por centímetros.

Más presionado que nunca y con 45 minutos por delante para sobrevivir o cerrar el chiringuito, el Hércules sí dio un paso al frente en el segundo acto. Adelantó las líneas, fue más ambicioso y acorraló a un Espanyol B al que se le vieron las vergüenzas. En el 46, Checa estuvo muy cerca del gol en un cabezazo tras un saque de esquina y, dos minutos, después Chechu se libró de su oponente con «sombrero» dentro del área pero su remate con la derecha fue demasiado centrado y Andrés lo desbarató. El asedio blanquiazul era incesante y el gol llegó en el 55 tras una buena apertura de Juanma Espinosa a Nieto hacia la banda derecha. El madrileño, imprescindible en este equipo por su profundidad, acorraló a su lateral mientras avanzaba metros y puso un buen baló raso al corazón del área que remató de primeras Dalmau y sorprendió al portero alicantino. 1-0 y justa recompensa al buen arranque.

Pese a tener el marcador a favor, al Hércules le faltó poso para dominar el partido, sobre todo por el discreto desempeño de Checa y Espinosa en el doble pivote, con poca presencia e incurriendo en pérdidas peligrosas. Aún así, el jiennense participó activamente también en la acción del 2-0 (77') ya que fue el asistente desde la banda izquierda. Esta vez el rematador fue otro defensa, Fernando Román, quien remachó el balón a la red con la zurda y vio puerta por segunda semana consecutiva. Todo parecía indicar que al fin la parroquia herculana disfrutaría de un final de partido sin sobresaltos, pero a falta de diez minutos para el final llegó el 2-1, con remate cercano de Cristo, tras una buena jugada colectiva del filial perico.

El tramo final fue angustioso por la necesidad de los puntos y el colegiado apretó aún más la soga al conceder seis minutos de prolongación sin motivo aparente.