Que un equipo consiga un gol en el minuto 95 suele desatar el éxtasis. No hay que rebobinar mucho, sólo hace falta recordar el Barcelona-PSG del miércoles. Esto sirve para la mayoría de los casos pero no para el actual Hércules, que vive instalado en la zozobra. Tras protagonizar otra actuación lamentable contra un conjunto como el Prat, en serio riesgo de descender a Tercera, únicamente el arrebato final permitió que los blanquiazules rescataran un punto con el fenomenal cabezazo de Fernando Román en el último suspiro. Tras la alegría pasajera del gol quedó un regusto amargo por dos motivos: por la pobre actuación (dos disparos a puerta) y porque el objetivo del ascenso cada vez está más complicado, con el equipo a siete puntos de la promoción cuando apenas quedan nueve jornadas para que la temporada regular baje la persiana.

El cambio en el banquillo del Hércules no ha supuesto un revulsivo. Ayer dirigió al equipo Luque pero a nadie le hubiera extrañado que fuera Tevenet el entrenador. Apenas se notaron mejorías en un conjunto que lleva dando tumbos desde que arrancó 2017. Contra el Prat se mostró impotente pese a que los números de los catalanes hablan de un equipo destruido: llevaban cuatro derrotas consecutivas y únicamente han ganado cinco partidos en toda la Liga. Si los alicantinos no son capaces de vencer a modestos como Hospitalet o Prat, se hace imposible soñar con alcanzar metas mayores.

Tras firmar una primera parte discreta, lo más alarmante para el Hércules llegó en el segundo tiempo. Cuando se suponía que los blanquiazules tenían que dar un paso al frente e ir a por la remontada, el equipo bajó los brazos y pareció resignarse a su destino. Si no consigue acabar entre los cuatro primeros, al menos se le debe exigir a la plantilla que apure hasta la última jornada sus opciones de disputar el play off. En el Prat hubo tramos del duelo en los que se desprendía la sensación de que los jugadores quieren dar por cerrada la presente temporada y ponerse a pensar ya en otra cosa. Mal asunto.

Luque no consiguió cambiar la cara del ruinoso Hércules que ha heredado pero al menos lo intentó desde la alineación inicial. Sabedor de las exigencias del césped artificial y deseoso de potenciar el fútbol directo, el valenciano modificó el sistema. Apostó por una línea de tres centrales con Checa incrustado como hombre libre, dio carrete al apartado a Omgba en un trivote junto a Miñano y Juanma Espinosa y mantuvo siempre en el campo la presencia de dos delanteros.

El encuentro empezó movido, con una ocasión para cada equipo en los primeros ocho minutos. Avisó el local Poves, que dejó en evidencia a la línea de tres centrales con suma facilidad. Se plantó solo ante Buigues pero la respuesta del meta estuvo a la altura. Poco después fue Berrocal el que encaró al portero local, muy bien habilitado por Mainz. El andaluz falló el mano a mano con estrépito y el partido se le puso cuesta arriba a los de Luque. Si el Hércules quiere aspirar a la promoción no puede perdonar ocasiones tan claras como las que ha tenido Berrocal en los duelos ante Hospitalet y Prat.

Al cuarto de hora, en una falta lateral del Prat, Checa agarró al central Lario y el colegiado decretó un penalti que pareció evidente por mucho que el sevillano lo protestara. Retrasado a la defensa, al mediocentro se le vieron varios costurones. Barnils adelantó a los locales y puso al Hércules de nuevo ante el reto de remontar un partido, algo que no se ha conseguido en toda la temporada. Hasta la llegada del descanso los blanquiazules llevaron la iniciativa en busca del empate pero su juego careció de brillantez y profundidad, con los laterales Dalmau y Peña como únicos inquilinos de las bandas.

La segunda parte dejó los peores minutos del Hércules. Se vio un equipo entre resignado a su destino y nervioso por su mala situación. Muchos son los jugadores atenazados y están empezando a florecer los sentimientos de crispación. Fueron varios los futbolistas que estuvieron más pendientes de chocar contra el rival que de hilvanar juego. Miñano y Espinosa no eran capaces de colonizar el duelo y Luque movió su pizarra. Dio paso a Gaspar y Nieto y el equipo acabó en un 4-4-2 con rombo en la medular.

En los cincuenta minutos que duró la segunda parte el Hércules sólo fue capaz de rematar a puerta en la última jugada. El arreón final dejó un buen centro de Dalmau que fue aún mejor cabeceado por Román para el 1-1. Gol en el minuto 95 que dio paso a una breve alegría. Tras ella queda el regusto amargo de la imagen que deja un equipo que cada vez se aleja más de la promoción.