Cubierto el primer tercio de la Liga, el Hércules repite y empeora los números de Manolo Herrero y Pacheta.¿Le preocupa esta sensación de estancamiento, de que el equipo no avanza?
Más que preocupados, es cierto que cuando inicias la temporada el objetivo es estar lo más arriba posible. Ya se ha hablado mucho de la importancia de quedar primero. La experiencia de las dos temporadas anteriores te indica que las valoraciones hay que hacerlas al final. Cualquier cosa que no sea ascender, al final no va a servir, con independencia de cómo vayamos ahora. Ya le ocurrió el año pasado al Villarreal. A lo largo de la temporada habrá buenos y malos momentos; y lo importante es que el equipo compita para poder ascender, algo que ha hecho el Hércules los dos últimos años y por pequeños detalles no está en Segunda División A.
De modo que no hay ansiedad por los resultados...
Tenemos que asumir las cosas con un poco de tranquilidad porque hay tiempo por delante y estamos seguros de que vamos a pelear por el primer puesto y por subir. En la línea de los últimos años mantenemos el equilibrio y la calma, aunque asumimos que hay que mejorar cosas y jugadores que tienen que dar mucho más rendimiento del que están dando y que el equipo va a crecer.
¿Es ésta la mejor plantilla de sus tres años al frente de la dirección deportiva?
Creo que sí. Javi [Portillo] y yo sabíamos al iniciar el trabajo en verano que no iba a ser sencillo mejorar la plantilla, pero hemos hecho un plantel más compensado, capaz y suficiente para lograr el objetivo del ascenso, que es de lo que se trata. Estamos tranquilos, ilusionados y esperanzados de que cada uno dé el cien por cien de su rendimiento para que el equipo crezca.
El equipo está cuarto, en promoción, pero a siete puntos del líder Barcelona B...
Sabemos y mentalizamos a la gente de la importancia de ser primeros. Nuestro discurso es ambicioso y siempre se le dice a los futbolistas que deben saber adónde vienen y la presión que tendrán en este equipo. Cuando no consigues ser líder, debes intentar mantener el equilibrio y tirar de experiencia para hacer ver que aún se puede conseguir. No es tan importante en qué posición llegues al final como el estado de forma en el que llegas. Puedes llegar primero fundido o casi al límite y caer como el Racing el año pasado porque no llegaron bien. Queremos llegar primeros, pero si llegamos cuartos y lo hacemos muy bien, podemos subir también.
Habla de un discurso ambicioso en el club, pero el equipo ha dado muestras este año en más de un partido de justo lo contrario, de falta de ambición...
Cuando un partido sale malo se pueden hacer muchas reflexiones si el equipo no juega bien o está espeso. Después de la Copa ante Cartagena y Cornellà, jugamos dos partidos en campo del Valencia Mestalla y aquí contra el Prat en los que nos pasaron factura el estrés y el cansancio. Es verdad que la dirección deportiva y el entrenador pensamos que el equipo tiene un punto más para ofrecer de lo que ha hecho en algún partido. Somos autocríticos, y con los chavales también. El equipo tiene que dar mucho más en algunos momentos y estamos en esa búsqueda. El equipo ha hecho un gran esfuerzo y se ha implicado en la Copa con éxito. Hemos sufrido alguna lesión que también ha impedido que el grupo dé este tope que nosotros queremos.
A veces se ha visto también a un Hércules demasiado relajado y confiado en su teórica superioridad en esta categoría...
No; simplemente son momentos. Asumimos que hay jugadores que no están al cien por cien, pero el equipo ha competido muy bien en la Copa y en la Liga está en promoción, aunque no en el lugar que queremos. Vamos a ver la botella medio llena, con espíritu positivo, y pensar que esos jugadores van a crecer. Tenemos una virtud que nos ha ayudado estos años y es el aspecto humano del vestuario. Estos jugadores son buena gente, están implicados, quieren a este club y quieren ascender. No hay soberbia, ni falta de humildad, sino dificultades y momentos en los que le ha costado al equipo. El listón del grupo está alto porque ha ofrecido muy buenos momentos, pero cuando no llegas a ese nivel, llega la crítica y hay que aceptarla.
¿Qué es lo que más le gusta del técnico Luis García Tevenet?
Además de ser un trabajador nato, tiene las ideas muy claras. Conoce perfectamente esta categoría. Y lo que quiere transmitir, cala en el grupo. El equipo tiene muy claro qué quiere hacer y a lo que juega. Y cree firmemente en lo que el técnico le transmite.
¿Y lo que menos le convence?
[Risas]... Que para ser sevillano no tiene mucha gracia. [más risas].
¿Por qué se apuró tanto su renovación el verano pasado?
No sé contestar la pregunta, debería hacerlo al club. Yo siempre tuve la sensación de que iba a seguir y así se me había transmitido en la práctica a nivel interno. Había una sensación de tranquilidad por ambas partes, aunque no se hubieran logrado los objetivos.
¿Cómo es su relación con Javier Portillo?
Excelente. Conectamos muy bien desde el primer momento. Hablamos mucho de lo que suponía para él la presión de jugador y le defendí porque había muchas situaciones injustas y extradeportivas hacia su persona. Desde entonces se generó una relación de confianza y amistad que ha hecho muy sencilla su llegada a la dirección deportiva. Trabajamos de la mano y hay una gran relación personal y profesional para buscar lo mejor para el Hércules.
¿Hasta qué punto afecta al equipo la crónica inestabilidad institucional del Hércules?
El equipo sabe aislarse. Tenemos que ser prácticos. Poco puedes hacer en aquello que no depende de ti. El club está bien trabajado y defendido con coherencia y cordura desde la directiva.
¿Por qué el Hércules es un club tan especial? ¿Es el síndrome del histórico venido a menos?
Pasa un poco en este tipo de equipos que han vivido la gloria y, por lo que sea, en poco tiempo han pasado al fracaso. Eso no se lleva bien. Alicante y su afición son importantes y no es fácil asumir que el equipo que es estandarte y emblema de la ciudad pasa por campos como el del otro día en Sagunto. Somos respetuosos y entendemos el desencanto que pueda existir, así como la ambición y la exigencia que la gente tenga con el equipo.
