José «Golazo Gaspar» acreditó anoche su sobrenombre en el Rico Pérez y permitió al Hércules firmar su primera victoria en Alicante cuando el partido ante la Llagostera se encaminaba irremediablemente al empate sin goles. Pero en el 86', el talentoso mediapunta extremeño se acomodó el balón en su pierna izquierda y lo mandó a la escuadra del meta Moragón, otro de los actores principales del partido porque se multiplicó en la segunda parte.

El extraordinario y providencial tanto del exjugador del Huesca, pedido expresamente por Tevenet ya que con él hizo 14 goles, supuso la dulce recompensa al generoso esfuerzo realizado por el Hércules ante un rival llamado a pelear por el ascenso y que tras el descanso se limitó a achicar agua y fiarlo todo a la inspiración de su portero.

La primera parte fue un tostón. Sin velocidad en la circulación de balón, ni profundidad, el Hércules exasperó a la grada, que no reprimió los silbidos en algunas fases. Berrocal era una isla en el ataque y sólo recibía balones frontales de sus propios centrales. El cuadro de Tevenet, sin chispa ni mando en el centro del campo, sólo inquietó con un par de aproximaciones desaprovechadas por el punta cordobés. En la primera, en el 27', recibió un buen balón entre líneas de Miñano y se metió en el área, pero su disparo raso fue atajado sin demasiados problemas por Moragón. En la segunda, en el 30, Berrocal no pudo rematar de cabeza en el área pequeña una buena asistencia de Checa, omnipresente ayer.

También lo intentó el lateral Dalmau con un sorprendente disparo desde 30 metros que se marchó fuera por poco.

El Hércules necesitaba un lavado de cara a fondo en el descanso y sorprendió que Tevenet no diera entrada de inicio en el segundo acto a Nieto, Gaspar o Mainz. Se mantuvo fiel a su idea original y sus jugadores le dieron la razón. El monólogo alicantino fue meritorio y coincidió con la mejor versión de Juanma Espinosa y Miñano, que hicieron carburar la sala de máquinas. Las llegadas al área de la Llagostera se sucedían y el gol era cuestión de paciencia. En el 48, una falta botada por Chechu desde la izquierda fue rematada por Román de cabeza y el portero salvó milagrosamente. Un minuto después, un extraordinario centro desde la derecha de Salinas encontró a Juanma Espinosa solo dentro del área pequeña, pero, poco acostumbrado a pisarla, remató de cabeza centrado con todo a favor. Sólo dos minutos más tarde, y en una jugada similar, el jiennense no llegó a rematar en el área pequeña porque fue derribado de manera clara. Una acción que el árbitro murciano Vázquez Montalbán pasó por alto de manera sorprendente. Con Espinosa por los suelos, el balón le cayó en los pies a Chechu en el segundo palo, pero no definió con acierto.

El Hércules era un vendaval. Recuperaba a una velocidad de vértigo y volvía a la carga, casi siempre por la banda izquierda. En el 52', Chechu cedió a Peña para que ganara la línea de fondo. El capitán puso el balón atrás y Miñano, llegando desde atrás, remató ligeramente desviado.

Tevenet tenía arsenal en el banquillo y al primero que dio protagonismo fue a Gaspar (60'), que reemplazó a Miñano y agitó el ataque. Sólo tardó cinco minutos en dar una asistencia de gol a Chechu Flores aprovechando una grave pérdida en la salida de balón de la Llagostera. Pero el jiennense no estuvo certero y el balón se paseó por el área pequeña para desesperación de la grada.

El técnico blanquiazul buscó más velocidad dando entrada a Omgba y Mainz, pero el asedio decayó porque las fuerzas empezaban a flaquear y la Llagostera se sentía cada vez más cómoda encerrada en su campo. Cuando el choque ya agonizaba, en el minuto 86, Gaspar se sacó de la chistera y de su pierna izquierda un zurdazo que vale su peso en oro porque ahuyenta los fantasmas del Hércules tras las dos derrotas sufridas ante el Barcelona B y el Sabadell.

El conjunto alicantino encontró la recompensa merecida a su gran segunda parte y se reconocilió con una grada que desde hace varios años es generosa con el esfuerzo y la intensidad de sus jugadores. El Hércules toma aire, escala posiciones y se dispone a recargar pilas tras dos semanas muy cargadas de minutos por la Copa del Rey.