La tarde empezó pronto, más que de costumbre. Tras la marcha que acompañó al Hércules en el partido contra el Olot, la afición preparó ayer un recibimiento especial a los jugadores de Vicente Mir. Los seguidores querían que la plantilla notara su aliento en una jornada en la que había poco que ganar y mucho que perder. A las 17 horas dos centenares de aficionados esperaban a los blanquiazules en el pabellón Pedro Ferrándiz. Más de una hora después apareció el autobús del equipo, que recorrió los trescientos metros finales hasta el Rico Pérez escoltado por un mar de bufandas al aire.

Acompañado el equipo hasta el estadio, quedaba una hora para recuperar fuerzas. Superado este compás, empezó a rodar el esférico en el partido contra el Tudelano. El Rico Pérez presentaba el aspecto de las tardes importantes, con más de 12.000 seguidores en las gradas. La afición presionó al árbitro y al conjunto navarro y no dejó de apoyar a los suyos. También vibró con la calidad de Javi Flores y vivió su momento de gloria con el penalti que se encargó de materializar Chechu Flores, infalible como siempre desde los once metros.

Con todo a favor, el Hércules sufrió una desconexión incomprensible en la segunda parte, incapaz de dar cinco pases seguidos con los que calmar el encuentro y dejar que pasara el tiempo. El Tudelano olió sangre y se vino arriba. Ya había avisado en la primera parte con un disparo al poste del buen zurdo Víctor Bravo y mejoró con la entrada del delantero Hugo Díaz por Álex Sánchez. Mánix Mandiola hizo un favor a los alicantinos dejando mucho minutos en el banquillo al exatacante del Real Jaén.

Los navarros empezaron a cercar el área herculana y el público pasó de los aplausos iniciales a los apuros. Fue el momento de dar ánimo a los suyos para superar el tramo más delicado del partido, en el que Chema tuvo trabajo y el poste volvió a sonreír a los alicantinos en un remate mordido de Hugo Díaz. De haber llegado el 1-1 a falta de diez minutos el final se hubiera hecho muy largo en el Rico Pérez. Con todo, la afición no se vio agobiada en exceso ante el reto del Tudelano de marcar dos goles.

Pudo haber sido más sosegada la tarde con un poco de acierto por parte de David Mainz. El delantero aragonés tuvo dos ocasiones en la primera parte y no acertó a definir, primero en un balón que no terminó de cazar y después empequeñecido en el mano a mano ante Mikel Pagola. El público lamentó los fallos del mismo modo que antes había cargado las iras contra el árbitro asistente que levantó el banderín en un gol anulado al propio Mainz en un fuera de juego que pareció inexistente a todas luces.

El partido tuvo una gran carga polémica, con trabajo para el colegiado en las dos áreas, y se volvió bronco por momentos. El Tudelano es un equipo de pierna fuerte que no renuncia al choque. Ha costado abatirle y ahora la afición piensa en un sorteo en el que aparece el Cádiz al fondo.