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El portero de la fotonovela

Juan Albaladejo, meta del Hércules que vino del Hospitalet en 1961, fue actor de novelas rosas

El portero de la fotonovela

La visita del Hospitalet al Rico Pérez trae a la memoria a Juanito Albaladejo (Badalona, 1935), un buen guardameta que fichó por el Hércules procedente del modesto club catalán, que le abrió las puertas que en el Barça le cerraban los legendarios cancerberos Antonio Ramallets y Pedro Estrems.

Albaladejo llegó al Hércules por una gestión de un compañero de equipo en el Hospitalet con vínculo familiar con un directivo alicantino cuando lo tenía todo previsto para fichar por el Elche. Aterrizó en Alicante en 1961 para jugar en Segunda División uniéndose a la quinta de Balasch, Quetu, Cortés, José Juan, Gijón y Ricardo García, entre otros. Defendió la portería herculana hasta 1964 y quedó inmortalizado en el recuerdo de los aficionados de La Viña como el 'portero del día del diluvio universal', al padecer bajo los palos durante 45 minutos un viento huracanado que propició alguno de los goles que dieron el triunfo al Mestalla.

Tras colgar los guantes, Albaladejo se instaló en Benidorm, donde ha regentado un pequeño supermercado hasta su jubilación. Precisamente en la ciudad turística, ya retirado del fútbol profesional, conoció a través de un amigo actor a Carlos de Santander -pseudónimo de Juan Lozano- escritor de fotonovelas (novelas rosas con fotografías) un género editorial con mucho éxito desde los años 50 hasta finales de los 80. «Me propusieron ser actor de fotonovela y acepté. Fui protagonista en varios números. No se me dio mal, pagaban 500 pesetas por novela y eran tres días de trabajo posando», recuerda Albaladejo.

«Eran historias de amores, desamores, cuernos... Esas cosas. Ciertamente era un género de éxito entonces», continúa el que fuera portero del Hércules que tuvo que dejar su recién estrenada faceta de actor cuando el productor le ofreció adentrarse más en ese mundo editorial. «En uno de los capítulos tenía que meterme desnudo en una cama con una señorita de buen ver y mi mujer se negó en rotundo. También me propusieron viajar a Venezuela para seguir con esa carrera de actor, y también salió al quite mi esposa para despejar cualquier duda. Ahí acabó mi faceta como actor de fotonovela. En todo caso, una buena experiencia», concluyó Albaladejo.

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