El Hércules se mantiene estancado en este inicio de Liga, con la pólvora mojada y el lápiz averiado. Sin diseño futbolístico ni cuajo en el centro del campo, el conjunto de Herrero queda a expensas de la seriedad defensiva para sacar la cabeza fuera de la derrota. Seis puntos de dieciocho posibles, dos goles en seis partidos, tres empates consecutivos fuera de casa sin anotar un solo tanto no etiquetan, ni de lejos, a un cuadro ganador. Cierto es que que queda largo trecho, tan cierto como que lo que se ve dista mucho de lo que se desea. Frente al Barça B, el Hércules sufrió más que disfrutó. Y el rival azulgrana, de buen toque pero imberbe, no es de los que ha iniciado la competición con los colmillos afilados.