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La peor jugada de Abel Aguilar

La FIFA da la razón al Hércules y exime de pagar 427.095 euros al colombiano

La Cámara de Resolución de Disputas de la FIFA ha dado la razón al Hércules en su contencioso con Abel Aguilar, futbolista colombiano que reclamaba 427.095 euros -100.000 euros en concepto de dos mensualidades y el resto por el porcentaje del traspaso e intereses- tras quedar desvinculado del club alicantino en 2013.

El organismo dependiente de la FIFA exime al Hércules del pago de cualquier cantidad al jugador atendiendo al contrato de desvinculación firmado por el propio futbolista, en el que asumía no tener derecho a reclamar salario por los dos meses de verano que entrenó bajo la disciplina herculana (julio y agosto de 2013) antes de recalar en el Toulouse FC.

Tan obvio argumento plasmado en documento conduce a preguntar qué impulsó al jugador a denunciar al club si sabía de antemano que había aceptado renunciar a cantidad alguna más allá del 30 de junio. La aclaración aparece al conocer que Aguilar, posiblemente asesorado por su representante, informó por otro conducto a la FIFA de que se disponía a firmar «coaccionado» ese finiquito con el Hércules, y de esa forma abría la posibilidad y allanaba el camino para presentar batalla legal pese a haber aceptado las condiciones que exigía el club alicantino.

El embrollo del asunto se gestó en el verano de 2013, una vez descartado el ascenso del Hércules a Primera División tras caer en promoción de ascenso en Alcorcón. La ficha de Abel Aguilar, con contrato en vigor, era inasumible para un club que se disponía a jugar de nuevo en Segunda, una temporada después de haberse acogido a la ley concursal. Ante ello, el mercado ofreció dos destinos: Granada y Toulouse. Fue el jugador quien se opuso desde el principio a recalar en la entidad de Quique Pina, alternativa que el Hércules veía con buenos ojos, e impuso su voluntad para ir al fútbol francés. Las conversaciones se fueron alargando hasta el punto de que Abel, con contrato en el Hércules, se unió al trabajo de pretemporada del equipo en Alicante. Así fueron pasando las semanas hasta que, finalmente, se cerró el acuerdo con el Toulouse.

Con el pase pactado, la directiva herculana citó al futbolista para que estampara su firma en un documento de fin de contrato que eximía al club de pagar nada de esa nueva temporada. Abel, sin embargo, no se presentó en las oficinas del Rico Pérez y directamente viajó a Toulouse, donde pasó reconocimiento médico y fue presentado ante los medios de comunicación.

Tal actitud alertó al Hércules, que a sabiendas de tener la sartén por el mango obró en consecuencia: no introdujo los datos de traspaso en el TMS (Transfer Matching System), sistema de transferencias donde deben depositarse los datos para dar validez a la operación.

Ante ello, a Abel Aguilar no le quedó otra que estampar su firma en un papel que exoneraba al Hércules de todo pago, si bien el colombiano ya había urdido una estrategia ante la FIFA.

El jugador envió una carta a la Cámara de Resolución de Disputas informando de la situación: «(...) quiero expresamente declarar que en ningún caso abdico de los salarios a que tengo derecho en resultado de mi trabajo, los cuales tienen que ser pagados por el Hércules (...) que hizo chantaje conmigo y me obligó a renunciar. Solicitó también que se sancione al Hércules por su increíble comportamiento», escribió Aguilar a la FIFA, haciendo constar que estaba «desesperado» ante la posibilidad de quedar en el limbo dado que se ponía en peligro su traspaso al fútbol francés y el Hércules no iba a aceptar su regreso después.

Todos y cada uno de los argumentos aportados por el colombiano fueron desmontados por la defensa del Hércules, asumida por el abogado alicantino Jordi Aparisi, hasta el punto de que la FIFA acabó dando la razón al club herculano en el contencioso.

Entre los razonamientos expuestos, el letrado aclaró que Aguilar no corría el riesgo de quedar descolgado dado que si el Toulouse se hubiera retirado de la operación, el jugador hubiera regresado a la disciplina herculana, donde tenía contrato en vigor.

Curiosamente, la defensa de Aguilar pretendió alcanzar un acuerdo amistoso antes de que la Cámara de Resolución de la FIFA definiera su postura. Así, del casi medio millón de euros que reclamaba al principio, aceptaba zanjar el asunto con cien mil. El Hércules no tragó.

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