Una polémica expulsión de Matías Fritzler que, además, propició un penalti inexistente que no fue aprovechado, deja al Hércules al borde del precipicio, cerca de la hoguera del descenso. Enmedio del enésimo capítulo convulso de la temporada, propiciado por la polémica ausencia de Drenthe y Trezeguet en la expedición, el Hércules presentó un ejército honesto que se hizo acreedor, cuanto menos, de salir airoso de Málaga tras presentar esfuerzo, brega y ganas, unas señas de identidad que se pueden quedar sin tiempo para obtener el premio deseado.

Al Hércules no le faltan las figuras que se quedaron en Alicante, al Hércules solo le pueden faltar jornadas, esas que desperdició otorgando el timón durante más semanas de las precisas a quien no estaba capacitado para manejar el barco. Ayer, sin esas 'estrellas' que a la hora de la verdad no han aportando luz, el conjunto alicantino funcionó como un bloque compacto, puede que sin brillo prolongado, pero capaz de arañar al enemigo con las uñas que se afilan con orden y disposición.

En Málaga no se debió perder, al contrario, en Málaga el Hércules realizó uno de los partidos más serios y completos que se recuerdan fuera de su estadio, pero una expulsión que nunca debió producirse y la aparición de una verdadera estrella (Baptista) truncaron la reacción del conjunto alicantino, que con once jugadores en el campo nunca se vio por debajo del rival.

La situación, además, comenzó de manera inmejorable. En apenas tres minutos el Hércules dio un mordisco en el cuello del enemigo con un cabezazo de Valdez a centro medido de Kiko Femenía (0-1, m.3).

El Málaga entró al partido colocando el énfasis en ataque, con atrevimiento, pero sin poner atención en defensa. Y por ahí sangró a las primeras de cambio, merced a la verticalidad y el guante de Kiko Femenía, que comenzó a poner en práctica sus excelentes condiciones al servicio del grupo.

Desgraciadamente, la alegría solo duró un minuto dado que Baptista iniciaría su particular recital aprovechando un pase lateral. El brasileño, astuto como un felino, convirtió en oro un balón lanzado al primer palo, donde llegó un segundo antes que Abel Aguilar.

El partido quedó equilibrado al máximo. El Málaga fue perdiendo paulatinamente el ansia atacante al tiempo que el Hércules aumentó su presencia sobre el césped, con Abel Aguilar, Tiago y Fritzler por la medular. Con Kiko por la derecha y Sendoa por la izquierda, completó un bloque de brega que tuvo en el infatigable Valdez a la punta de lanza.

A la media hora llegó una jugada que pudo alterar el rumbo de la historia. Una extraordinaria acción de Kiko, que combinó velocidad y habilidad para sortear a cuatro rivales con la pelota cosida al pie, dejó el cuero en la zurda de Sendoa, cerca del punto de penalti, para fusilar a Caballero, pero el disparo del vasco, sin oposición, se fue alto cuando se mascaba el gol en la grada.

Clara fue la ocasión de Sendoa y clarísima la de Rondón, que en el minuto 42 no atinó a empujar a la red un balón que se paseó, tras un pase de la muerte de Eliseu, por delante de la línea de gol.

El Hércules, con todo, nunca bajó la vista. Al contrario. Tras ver temblar a su parroquia con esa acción desperdiciada por Rondón, volvió a enseñar su verticalidad utilizando, cómo no, la banda derecha, donde Kiko Femenía sirvió un centro medido que Valdez remató de cabeza provocando el lucimiento de Caballero, rápido para lanzarse junto a la base del poste para evitar que su equipo se fuera al vestuario por debajo en el marcador.

El partido quedaba abierto para una segunda parte incierta, con dos equipos bregando en un choque atractivo, de igual a igual, sin favorito claro.

El encuentro se encargó de decantarlo Undiano Mallenco, especialmente dispuesto para hacer saber a Fritzler que rondaba sobre su cabeza la cartulina amarilla, que no tardó en mostrarle a las primeras de cambio en una acción que no la merecía. El problema, sin embargo, encontró su máxima dimensión tres minutos después, sobre el 65, cuando un contragolpe conducido por Apoño fue cortado por Fritzler un metro fuera del área. Ahí Undiano, junto a su juez de línea, inició una peculiar escena para sonrojo arbitral. En primer lugar, casi treinta segundos después de decretar falta en el vértice de la frontal, cambió de parecer a instancias de su asistente para decretar penalti, cuando la acción se había producido claramente fuera del área. Y, al mismo tiempo, mostró la roja a Fritzler, que abandonó el terreno de juego sin apenas dar una mala patada.

El penalti, lanzado por Apoño, se estrelló en la base del poste y no entró, pero el Hércules quedó herido al presentarse en la recta final del choque en inferioridad.

Sin Fritzler sobre el campo, Djukic dio entrada a Rufete para cubrir la banda izquierda como sustituto de un agotado Sendoa, aunque ni así se pudieron cubrir los huecos que fueron apareciendo con el desequilibrio numérico.

Así llegó el gol de Rondón, con un centro perfecto de Eliseu al área que encontró un no menos acertado movimiento de cabeza del venezolano para batir a Calatayud (2-1, m.73).

De igual forma, la sentencia tampoco se hizo esperar. Dos minutos más tarde era Baptista el que recogía con la cabeza otro balón servido desde la banda para aumentar su cuenta goleadora (3-1, m.75).

El rendimiento del brasileño en esta recta final está salvando al Málaga de la hoguera. Con goles trascendentes, Baptista se ha colgado a la espalda a su equipo, para disfrute de Pellegrini, que con 39 puntos ha iniciado la cuenta atrás para asegurar la permanencia.

Con el 3-1 el Hércules no se cayó al suelo. Al contrario, dio muestras de una dignidad elogiable buscando aminorar distancias. Portillo entró en lugar de Valdez y puso el punto de mira en un par de ocasiones que llevaron sufrimiento a la afición local. Como también llevó un remate de Abraham Paz tras un saque de esquina que se marchó por centímetros junto a la escuadra de la portería de Caballero.

Al Hércules se le han puesto las cosas en chino, pero está obligado a seguir en la brecha mientras las matemáticas le concedan oportunidades.

Sea como fuere si existe una posibilidad pasa por continuar por el sendero de implicación que ayer mostró en el estadio de La Rosaleda. La historia no acabó como se deseaba, pero los argumentos ofrecidos dan pie a pensar que es el único guión que puede conducir al milagro de la permanencia en la Primera División española.