Si hace una semana, una vez concluido el partido ante el Villarreal, la lectura del empate a dos goles encontraba la grata conclusión de haber sumado un punto con sabor a victoria, ayer, con el mismo botín en el saco, el paladar quedaba invadido por un regusto amargo, producto de haber dejado escapar dos puntos frente a un rival de piernas temblorosas. Se dejó empatar el Hércules, arrojando dos puntos al vacío cuando lo tuvo todo a favor para llevarse el gato al agua, hundir al Almería y rematar a Juanma Lillo, que mal lo tiene para cambiar la actitud de una afición almeriense que ya toma asiento en su butaca colocando el pulgar hacia abajo.

El conjunto alicantino no supo matar a un enemigo desnortado e impreciso sobre el terreno de juego ni tampoco acertó tocando la tecla precisa para congelar el marcador cuando estaba a su favor. A falta de siete minutos para la conclusión, en pleno intercambio de golpes y con el partido incontrolado, Ulloa acertó a establecer el empate definitivo. Llegaba así la frustración a un Hércules que no supo amoldar el choque a su voluntad. Lastrado por un tempranero y obligado cambio en el primer tiempo debido a la lesión de Abraham Paz, Esteban Vigo eligió recambios naturales a Rufete y Thomert (salieron Kiko y Sendoa) y agotó los comodines sin dar opción a Fritzler, una pieza que hubiera venido bien para parar el balón y frenar el alocado y desesperado ímpetu del Almería, que salió ganando en el intercambio de golpes final.

Pocas oportunidades encontrará el Hércules como la de ayer para regresar a Alicante con el premio gordo bajo el brazo. El Almería, un rival que perdió el rumbo una vez transcurridos veinte minutos del partido, se alejó del buen sentido hasta tal punto que, exceptuando el aceptable inicio, merodeó más por la derrota contundente que por el empate honroso.

El encuentro llegó marcado por las ausencias. A la ya conocida de Trezeguet, se unió a última hora la de Drenthe, con un proceso vírico que le obligó a regresar a Alicante junto a Velthuizen (que padecía lo mismo) a mediodía del domingo para ser explorados en el hospital alicantino.

Ante ello, Vigo optó por abrir la puerta del costado izquierdo a Thomert. El francés cumplió con esfuerzo... pero no es Drenthe. Por contra, Rufete, otra de las novedades en el once titular, ofreció más cosas. Suya fue la jugada que acabó en gol, tras un pase horizontal que Valdez remató a placer (1-0, m. 37).

Antes de ello, el Hércules tuvo que encomendarse a David Cortés y a Calatayud para frenar a un Almería que se plantaba con relativa facilidad y casi sin oposición en la frontal alicantina hasta el punto de crear un par de ocasiones que muy bien hubieran podido cambiar el signo del partido. En la primera, el lateral sacó desde la línea de gol un balón que ya entraba; en la segunda, el guardameta sacó una mano prodigiosa para evitar que el remate de cabeza de Uche no quedara alojado en las mallas. En esta última jugada apareció el primer gran contratiempo. Abraham Paz, que perseguía a Crusat, volvió a quedarse clavado, tal y como le sucedió la temporada anterior en el partido ante la Unión Deportiva Las Palmas. La rotura fibrilar obligó a sacarle en camilla y, lo que es peor, le dejará más de un mes fuera del plan.

Curiosamente, la lucidez del Almería acabó ahí. A partir de ese instante, en medio de un ambiente enrarecido, deseoso de ver correr la sangre de su entrenador, Juanma Lillo, el conjunto andaluz cambió la lanza por el escudo. Torpe y sin ideas, el Almería soltó el balón frente a un Hércules que tomó las riendas y asumió el protagonismo ante la inesperada invitación que apareció por la dejadez local.

Espeso como nunca, el enemigo rojiblanco fue cargando de razones a los alicantinos para que éstos acabaran sumando tres puntos. Sin acoso agobiante, pero avanzando metros y ganando terreno rival, acabó llegando ese tanto de Valdez que eleva la efectividad goleadora del paraguayo. Y así se llegó al descanso.

El partido ofrecía al Hércules el escenario perfecto para salir con una sonrisa de oreja a oreja. Se colocaba por delante en el marcador, estaba jugando mejor que el rival y, para postre, encontraba en la afición local a un buen aliado dada su predisposición para alterar los cada vez menos templados nervios de su equipo.

Con Abel Aguilar y Tiago Gomes funcionando por el centro y, sobre todo, con la extraordinaria aportación de los laterales, Cortés y Peña, el Hércules mantuvo el tipo.

El Almería quedó vacío. Únicamente el recurso del córner de pizarra, con dos toques para sorprender a la defensa alicantina, se exponía como idea original para obtener saldo. Poca cosa. Enfrente, el Hércules se empeñó en la búsqueda del segundo gol, que pudo conseguir con un remate de Portillo que Diego Alves sacó con la punta de los dedos o con un centro de Valdez que Rufete no acertó a golpear de lleno para enviarlo a la red.

Se optó por buscar poner la puntilla en la nuca almeriense en lugar de guardar la viña para hacer bueno ese único gol que campeaba en el electrónico del estadio andaluz. Y así, el partido no registró descanso. El ritmo quedaba marcado por el desesperado intento local en llevar el cuero al área de Calatayud y el irracional tuteo del Hércules buscando el mismo camino sin reparar en otra alternativa, dado que iba ganando. En ese punto se echó de menos a Fritzler -el pivote que se quedó sin salir puesto que se agotaron los cambios- para poner freno y raciocinio por el esternón del terreno de juego. Y así, entre golpes, errores y zancadas a un lado y a otro, el balón acabó rondando por el área herculana, a los pies de Ulloa, tras un paradón de Calatayud y una indecisión de Pamarot. Faltaban siete minutos, sólo siete minutos, muy poco tiempo para que el punto que se sumaba pudiera generar satisfacción. Al duelo le sobró pulso. La ventaja debió ser administrada de forma distinta, sobre todo al final.

ALMERÍA: 1.e entrenador: Juan Manuel Lillo. s suplentes: Esteban, Jakobsen, Marcelo Silva, Valeri, Ortiz Bernal, Ulloa, Fabián Vargas. Ulloa (60') entra por Kalu Uche Valeri (60') entra por Corona Ortiz (82') entra por Bernardello

HÉRCULES: 1. e entrenador: Esteban Vigo. s suplentes: Unai Alba, Juanra, Cristian, Sendoa, Kiko Femenía, Fritzler, Sergio Rodríguez. Sergio Rodríguez (24') entra por Abraham Paz Sendoa (68') entra por Thomert Kiko Femenía (75') entra por Rufete