Anda camuflado, pero nadie debería olvidarle. Delibasic representa aquello que el fútbol tanto necesita: trabajo, sacrificio y compromiso, tres factores que lleva marcados en su 'adn' y que van a hacer mucha falta en la batalla final del domingo. Apartado momentáneamente de los flashes, que han pasado a enfocar a Portillo, conviene recordar que fue pieza clave -con un cabezazo que dejó en bandeja el segundo gol ante el Rayo- para que el Hércules venciera y siguiera más vivo que nunca en esta inacabable, agónica y desesperante carrera hacia el ascenso. El montenegrino respondió a la perfección en el corazón del área, cuando agonizaban las ilusiones con un sistema táctico indescifrable enmedio de una batalla que quedó servida al todo o nada. Delibasic sabe mejor que nadie como ganarse la vida. Toda su carrera ha sido un solitario ejercicio de sacrificio, un delantero imposible de descifrar, un jugador que va a por todo. Un futbolista de compromiso, de los que hacen falta para lo que espera en Irún.