"Esto no puede ser bueno para la salud". Así rezaba un mensaje vía 'sms' enviado por un amigo tres horas después de que el Hércules escuchara el silbato del colegiado decretando el final de un partido agónico, épico, bestial, que le deja a las puertas de la gloria. Dos goles de Portillo, un futbolista que ayer justificó con creces su fichaje en el mercado de invierno, dieron la vuelta a un marcado adverso y a un destino que, con la manecillas del reloj acercándose al minuto 90, amenazaba con muerte en la orilla. Pero llegó el milagro, por una vez llegó el milagro en el último suspiro para dotar al club alicantino de todo el poder de decisión en su lucha por amarrar su destino a la Primera División en la última jornada que espera en Irún. De esta forma, finalmente será el Betis el club con el que el Hércules se jugará los cuartos en la jornada 42 del campeonato liguero. Ascendido matemáticamente el Levante, al conjunto alicantino le basta con hacer en Irún lo mismo que el Betis haga en Sevilla con los levantinistas, que ayer ya estaban de fiesta.

Patrón de los imposibles, el Hércules protagonizó un partido taquicárdico que pudo dejar resuelto en los primeros quince minutos si Danciulescu hubiera estado medianamente acertado. En ese espacio de tiempo, al Rayo le entró el pánico y la tiritona frente a una avalancha de ocasiones que amenazaron con dejarle en la lona a base de golpes. Con Portillo volando por la línea de tres cuartos cosiendo la pelota a su bota y haciéndolo todo bien, el cuadro herculano exhibió desde el minuto uno hambre de ganador con un juego más vertical que brillante, creando ocasiones que aparecían a borbotones en la zona caliente del Rayo. El conjunto madrileño se encomendaba a la divina providencia sacando balones de su área sin saber muy bien cómo, dado que más que acierto propio los goles no llegaban por errores ajenos.

Danciulescu mostró todo lo contrario de lo que había mostrado hasta ahora. Más en la línea de lo que le ocurrió en Cartagena, el rumano perdió el sentido de la orientación que antes le ayudaba a embocar la pelota dentro y ahora le indica la dirección equivocada: Pasó a los dos minutos con un centro desde la línea de fondo en una acción creada por Portillo que solo pedía empujar; volvió a ocurrirle con un remate en plancha, también servido con escuadra y cartabón por el de Aranjuez, al que 'Danciu' llegó perfecto y con toda la portería para él y que envió fuera. Y, para colmo del desacierto (ya en la segunda parte) dio con el talón enviando la pelota hacia atrás otro pase preciso de Portillo servido en boca de gol que reclamaba el interior de la bota para empujar a placer. increíble, pero cierto. Marcado por el primer error claro, Danciulescu ofreció trabajo y desgaste, pero mostró una negación absoluta para enviar la pelotita a la jaula. Daba la impresión de que podían llegarle mil, de cualquier forma imaginable, y que todas acabarían fuera del arco.

No ganaba el Hércules, al contrario, perdía por obra y gracia del segundo disparo del Rayo a puerta en toda la primera parte, que encontró un injusto premio cuando el colegiado estaba a punto de decretar el camino hacia a los vestuarios. Coke, el jugador que marcó el gol del empate a cuatro en el tiempo añadido del partido disputado en Vallecas, volvía a amargar a los blanquiazules, si bien esta vez iba más allá dado que les colocaba directamente en la cornisa, a un solo empujón de caer y perderse en el vacío sin necesidad de aguardar a la última jornada.

Pero, aunque sea de tarde en tarde, al Hércules también le toca reir alguna vez, por mucho que para ello haya que sufrir lo que no está escrito. Con el 0-1 en contra, el cuadro alicantino salió de nuevo con ganas para abandonar la cámara de los horrores en la que acababa de instalarse. Enganchado con la tercera marcha, con demasiada tensión acumulada para soltar nervios y colocar la quinta, la historia comenzó a ver la luz en una acción de Sendoa y Peña -este último también es de oro- por la izquierda, que Portillo envió dentro con un toque magistral de cabeza. El madrileño hacía sonar los violines de remontada. El Hércules se subía a la espalda del Rayo, que caminaba un escalón por debajo.

La tensión se palpaba en cada metro cuadrado del Rico Pérez, consciente por la voz del transistor de que no quedaba otra que salir victorioso puesto que cualquier otra cosa servía la ventaja al Betis en la última jornada.

Danciulescu erró la citada ocasión que tenía para empujar y poco después, Esteban Vigo optó por mover el banquillo dando entraba a Delibasic a cambio de Farinós, que andaba renqueante. El atrevido cambio se sumó a otro anterior (Kiko por Sendoa) que dio vitalidad por la banda derecha. De hecho, un centro horizontal del canterano no acabó en gol porque Delibasic y Portillo acabaron molestándose en el remate final. Hacer el recuento de tantas ocasiones falladas daba pie a pensar en lo peor.

Pero no. El fútbol dejó claro que los logros no se compran, se ganan. Por mucha motivación extra en papel moneda que tuviera el Rayo, hay partidos y ambientes que no pueden traicionar la esencia de este espectáculo. Ayer era uno de esos encuentros, disputado en un escenario que no merecía un castigo de tal naturaleza dados los méritos que estaba exponiendo sobre el tapete un equipo dispuesto a morir en la portería contraria.

Y ayer, además, era el día de Portillo, de un futbolista que se reencontró a sí mismo, de un jugador que añadió esfuerzo a su calidad y que merecía la firma final para anular todas las dudas y acercar al Hércules al puerto deseado. Un balón servido por Juanra quedó en la cabeza de Delibasic, que dejó la pelota muerta para que el madrileño entrara con todo, corazón y alma, alojando el balón en la red. Era el 2-1, el gol que puede valer un ascenso.

HÉRCULES 2: Calatayud; Juanra, Abraham Paz, Rodríguez, Peña, Farinós (Delibasic, m.69), Tiago Gomes (Cristian, m.83), Tote, Danciulescu, Sendoa (Kiko, m.60) y Portillo.

RAYO VALLECANO 1: Dani; Tito, Rafa García, Tena, Coke, Susaeta, Movilla, Míchel (Provencio, m.69), Ángel, Piti (Quero, m.60) y Rubén Castro (Pachón, m.71).

Goles: 0-1, m.45: Coke. 1-1, m.48: Portillo. 2-1, m.87: Portillo. Árbitro: Hernández Hernández (Colegio Canario). T. amarillas: Amonestó a Danciulescu y Tiago Gomes, por el Hércules; y a Tito, del Rayo Vallecano. T. roja: Expulsó, en el minuto 92, a Coke, por roja directa. Estadio: Rico Pérez de Alicante ante unos 27.000 espectadores.