Que la película mejor acogida por público y crítica en el Festival de Venecia, haciéndose con el Gran Premio del Jurado y con el Fipresci, y es la historia real del capitán Alfred Dreyfus, un soldado francés de origen judío que fue acusado falsamente de espionaje y condenado a prisión permanente. Émile Zola popularizó con su libro Yo acuso (J'acusse) esta historia, conocida como «el Affaire Dreyfus», que conmocionó a la Francia de finales del siglo XIX.

Un gran Roman Polanski se adentra en los entresijos de ese drama castrense con ingredientes del thriller que comienza el 5 de enero de 1895, cuando el capitán Alfred Dreyfus, un joven y prometedor oficial, es degradado por espiar para Alemania y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo. Entre los testigos de su humillación está Georges Picquart, al que promocionan para dirigir la unidad militar de contra-inteligencia que lo investiga. Pero cuando Picquart descubre que los alemanes siguen recibiendo información secreta, se ve envuelto en un peligroso laberinto de engaño y corrupción que pone en peligro no solo su honor sino también su vida.

El reparto incluye a Jean Dujardin, Emmanuelle Seigner, Louise Garrel y Mathieu Amalric.

Preguntado en una rueda de prensa por qué había decidido rodar un caso como el de Dreyfus, Polanski dijo que las grandes historias suelen convertirse en grandes películas y el Caso Dreyfus es, en su opinión, una historia excepcional. «La historia de un hombre acusado injustamente siempre es fascinante, pero además es un tema muy actual si tenemos en cuenta el recrudecimiento del antisemitismo».

Respecto al origen de la película. el cineasta polaco afirmó que cuando era muy joven, vio la película norteamericana La vida de Émile Zola y la escena en la que degradan al capitán Dreyfus me impactó muchísimo. Ya entonces me dije que algún día haría una película sobre esa aterradora historia» .

En cuanto a la forma en que se desarrolló el proyecto, el director señaló que el guionista Robert Harris, que estaba escribiendo una novela sofre el affair Dreyfus, y él acababan de terminar El escritor.

«Robert estaba muy entusiasmado con la idea -recordó el cineasta-, así que nos pusimos manos a la obra de inmediato. Al principio, parecía evidente que debíamos contar la historia desde la perspectiva de Dreyfus, pero no tardamos en darnos cuenta de que no iba a funcionar: toda la acción, con sus numerosos personajes y giros, tuvo lugar en París, mientras que nuestro protagonista estaba atrapado en la Isla del Diablo. La única historia que podríamos haber contado sería la historia de su sufrimiento».

«Le dimos muchas vueltas -añadió Polanski- y al final, después de más de un año de trabajo, Robert encontró la solución a nuestro dilema: era mejor dejar a Dreyfus en su roca y contar la historia desde el punto de vista del coronel Picquart, uno de los personajes principales de la historia. Pero teníamos que ganarnos la vida, así que decidimos aplazar el proyecto mientras yo hacía otra película y Robert escribía una novela sobre el Caso Dreyfus».