Es una comedia romántica sin que lo parezca. Es una comedia de amigotes sin resultar cargante en ese aspecto. ¿O es una comedia de enredo sobre las dificultades de disimular que uno es asquerosamente rico? Son todas esas cosas, pero sobre todo es una comedia romántica como lo son ahora, sin pasteleos, sin ñoñerías ni lugares comunes.

Así define el director Álvaro Fernández-Armero su última película, Si yo fuera rico, que supone la vuelta del cineasta a la gran pantalla después de una experiencia, que cada vez es más frecuente, en televisión. Pero lo cierto es que no nos podemos privar del cine de uno de los más brillantes artífices de la comedia en España, cosa que ratifican títulos como Todo es mentira, Nada en la nevera, Salir pitando y Las ovejas no pierden el tren.

El elenco lo forman Alexandra Jiménez, Paula Echevarría, Alex García, Adrián Lastra y Antonio Resines.

A Santi le toca la lotería y no precisamente un pellizco sino un pastón. Así empieza la cosa, con 25 millones que le llueven del cielo: ¡25 millones! Todo maravilloso si no fuera por un pequeño detalle: el régimen de gananciales en pleno proceso de divorcio de Maite. ¿Será Santi capaz de ocultar semejante millonada a su ex y a todo su entorno hasta que el divorcio sea efectivo?

Como no podía ser de otra manera, Fernández Armero declaró que esta película ha supuesto un gran reto para él y la define como un pedazo de producción. «El reto -precisó-, por mi parte, ha venido desde un aspecto mucho más personal. Es un orgullo que pongan en tus manos la responsabilidad de dirigir un proyecto tan apetecible como este. Se rodó en Asturias, tiene muchos decorados y hasta escenas de acción que ayudan a hacer la película atractiva. Pero por encima de todo tiene personajes y conflicto».