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Chicos buenos

Un viaje a la preadolescencia

Chicos buenos

Trata de responder a la pregunta de hasta qué punto un día cualquiera puede convertirse en un infierno y es una comedia de corte juvenil norteamericana producida por algunos de los creadores de Supersalidos, Superfumados y La fiesta de las salchichas que no dudan en llevar a tres chicos de 12 años hasta el límite de la fiesta. Chicos buenos es la ópera prima de los directores Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, que habían trabajado solo en la dirección de series de TV.

A Max, le han invitado a su primera «fiesta del morreo», pero hay un problema: nunca ha besado a nadie y no sabe cómo hacerlo. Con ayuda de sus dos mejores amigos, Thor y Lucas, Max decide espiar con el dron de su padre -que tiene terminantemente prohibido usar- a una pareja que, en teoría, se está dando el lote en una casa vecina. Sin embargo, el plan no puede salir peor y el dron no sobrevive a la aventura. Decididos a reemplazarlo rápidamente antes de que regrese el padre de Max, los tres amigos se embarcan en una odisea que les llevará a involucrarse en un asunto de drogas, e incluso a verse perseguidos por la policía y por unas aterradoras adolescentes

Desde que Eisenberg y Stupnitsky empezaron a escribir juntos, nunca toman una decisión en solitario, por ínfima que sea. «No dividimos las tareas. Lo hacemos todo juntos. Por ejemplo, Lee no se ocupa de la estructura y yo de los personajes. Para nada. Se trata de hacer que la persona al otro lado de la mesa se ría, y viceversa. Resolvemos el problema juntos», dice Stupnitsky.

Eisenberg señala que su enfoque cómico se basa tanto en conseguir algo comercial como en «añadir nuestro toque personal», tras añadir que «estábamos convencidos de que encontraríamos a niños que dirían las peores cosas y sorprenderían a los adultos». Cuando pensaron en una comedia ya sabían que les interesaba meterse en el mundo de la preadolescencia. «Nos atraen las historias de ese periodo y hace mucho que creemos en la historia de Chicos buenos», señala Stupnitsky, que concluye: «No hay nada peor, es la edad más incómoda. Los dos podemos contar un montón de anécdotas de cuando teníamos doce o trece años y solo intentábamos sobrevivir en este mundo. La incomodidad es ideal para la comedia».

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