Es la segunda película de la realizadora francesa J eanne Herry, tras su debut en Elle l'adore (2014) y gira en torno a un tema polémico y de enorme actualidad, la adopción. Las primeras imágenes nos ponen en situación. Theo acaba de nacer. Después de dar a luz, su madre biológica le entrega a un programa de adopción. Los servicios de adopción deben encontrar entonces a la que se convertirá en su madre adoptiva. En el otro extremo, Alice lleva casi diez años luchando por ser madre. Un grupo de profesionales trabajará para que Theo y Alice puedan reunirse. La propia directora es la protagonista, acompañada de Sandrine Kiberlain , Gilles Lellouche, Olivia Côte y Élodie Bouchez.

En opinión de Jeanne Herry, las películas que han abordado este tema analizan cómo las personas buscan sus raíces o buscan a un niño. «A veces la persona adoptada -declaró en una entrevista- decide buscar a sus padres, pero esto no ocurre en el momento en el que se adopta al bebé. No es un tema con él que me haya topado personalmente. He tenido dos hijos biológicos, pero tengo una amiga que eligió la vía de la adopción. Acababa de terminar mi película Elle l'adore y estaba trabajando en una obra y buscando un tema cuando mi amiga me dejó un mensaje que lo desencadenó todo. Me decía: ´Me han llamado, tienen un bebé para mí, un bebé francés. Voy a verlo dentro de cuatro días y si todo va bien, me lo traeré a casa dentro de ocho días`. La mezcla de euforia y pánico que transmitía su voz era fascinante. Me pregunté por qué le sorprendía que fuera un bebé y un bebé francés, y por qué los plazos eran tan cortos. La forma en que estaba viviendo esta situación me intrigó muchísimo. Le pedí permiso para explorarla más profundamente, para conocer a los trabajadores sociales, pero dejando claro que no contaría su historia. Fui a Finisterre donde tenía un contacto. Fui varias veces y comprendí que la tarea de los trabajadores sociales es encontrar padres para un bebé y no encontrar un bebé para padres sin hijos: fue una revelación».

La realizadora señaló que cuando estaba escribiendo el guion pensó en términos de una ecuación muy simple: hay una mujer que no quiere a su hijo y otra mujer que quiere un hijo. Después tuvo que rellenar y desarrollar la ecuación, que es tan hermosa y cruda, en su opinión, como una afirmación lógica. «Y da cuenta -añadió- de toda esa fuerza colectiva que se pone en marcha para que la ecuación tenga solución. La película trata de los negativos que se van sumando hasta llegar a un positivo».