Nada tan placentero y enriquecedor como difundir por el mundo las cualidades organolépticas e históricas del Fondillón de Alicante. Si el pasado noviembre tuve el privilegio de presentarlo en el Club del Liceo, esta vez me ha tocado hacerlo en el fabuloso Círculo Ecuestre de Barcelona. Acompañado de nuestra embajadora de marca Ana de las Heras e invitado por la asociación Luxury Spain, me presenté perfectamente uniformado con chaqueta y corbata blanquiazul en la selectísima sede sita en el edificio Casa Samanillo, un palacio diseñado por el arquitecto modernista Joan Josep Hervás en 1911. La decoración es impresionante y en los amplios salones cuelgan lienzos preciosos con frescos florales que inundan los techos. Los artesonados de madera son apabullantes y todos los muebles y esculturas evocan el modernismo mas refinado.

Durante la cena se sirvió cava y Tilenus Pieros 2009, el mejor vino tinto del mundo elaborado con la variedad Mencía y elaborado por mi amigo y colega Raúl Pérez en el Bierzo. Para acompañar al Fondillón del año 1996 había un surtido de quesos trufados acompañados de mermelada de castaña también trufada de la firma de Osona «Carol Tófones».

Seguimos degustando el Fondillón con un plato exuberante de patata a la mantequilla con huevo de payés que había sido cubierto con ralladuras de Tuber Melanospourm, la trufa silvestre que se recolecta con la ayuda de un can adiestrado.

La apoteosis final vino con la tercera copa de Fondillón que venía rodeada de un surtido de cinco catanias diferentes. Las catanias o catànies son unos dulces hechos con almendra marcona, avellana, cacao y chocolate que la familia Cudié elaboró por primera vez en Vila Franca del Penedés y tal y como me explica su director, el afable Javier Gomera, no tienen nada que ver con la bella villa de Catánia en Sicilia, sino que el nombre le viene dado por hacerse en el edifico «Cal Catani». Siguió la sobremesa con cafés y una última copa de Fondillón que fui saboreando lentamente mientras admiraba el edificio y todos sus tesoros.