El pasado día 22, acompañado de la MGWines Brand Ambassador Ana de las Heras y de la exitosa letrada eldense Ana Belén Sánchez, estuve en Barcelona presentando el Fondillón de Alicante. La cata degustación iba acompañada del excelente cava Coquet de Mestres, los supremos foie gras poché micuit y natural de la casa Imperia. También quesos con mermelada de trufa gigante de Carol Tófones y mieles artesanas de Art Muria en El Baix Ebre.

El acto estaba organizado por Luxury Spain, Asociación Española del Lujo que promueve este tipo de actos. El lugar no podía ser más adecuado, pues el Club Privado del Círculo del Liceo es un claro exponente del lujo y poderío iniciado por la burguesía catalana en 1847 y que hoy ha trascendido a las gentes más cultas y dinámicas de Cataluña.

Por fortuna, este espacio lateral del gran teatro no se vio afectado por el incendio de 1994 ni por la bomba anarquista de 1893 y hoy en día exhibe con esplendor los muebles y la decoración modernista original. «El liceo se quema cada cien años», dijo el entonces alcalde Pasqual Maragall. Su madre, Basilisa Mira Azorín, se crió en Monóvar y la familia tenía propiedades vitícolas en Monóvar, Yecla y Villena. Cuando Pasqual nos visitó por segunda vez en 2009 le conté que según explicaba en el libro «El que hem menjat» (1972) a Josep Pla no le gustaban los vinos viejos. Maragall, dio un sorbo de Fondillón y dijo solemne: «Es evidente que Pla no había probado esta maravilla».

Ahora, casi diez años después, mientras los comensales dejaban que el Fondillón, con su cálido y perfumado aroma, se deslizara por sus bocas al mismo tiempo que un bloque de exquisito foie se fundía sobre sus lenguas, yo miraba extasiado los cuadros de Ramon Casas y pensaba en Mariona Rebull, los Rius y ese momento insu