Antonia e Isabel reciben el día de la muerte de su madre una caja cerrada que la difunta había guardado durante años y cuya existencia desconocían. Esa caja contiene alguna carta, fotografías, postales, medallas, mapas, objetos, en fin, que vienen a cuestionar todo lo que Antonia creía acerca de su familia.

Isabel se niega a mirar y no se hace preguntas. Antonia y su hija Ana, sin embargo, miran, preguntan, inquieren, reflexionan, dudan, se atormentan y persiguen al fantasma de un abuelo y un bisabuelo que no parece ser el que ellas creían. Todo ello para desazón de Zoran, el paciente y atento marido y padre yugoslavo de nuestras protagonistas.

Con esta historia, Laila Ripoll y Mariano Llorente tejen Donde el bosque se espesa, una producción de Micomicón Teatro y Horizon 2020, que dirige la propia Ripoll. Y con ella se acerca al público a las mismas entrañas de la Guerra Civil española, la II Guerra Mundial y las guerras de los Balcanes de los años 90.

La obra, según los autores, «es un mal sueño, una pesadilla que duele y desasosiega, un descenso al infierno que puede esconderse tras una cara amable, un itinerario impuesto por la fuerza de unos objetos heredados». Pero, añaden, «en este texto respira también el humor, el sarcasmo y la música. Taberna decadente y mísera, espacio mítico y onírico, la cabeza de nuestra protagonista por donde pasan los vivos y los muertos».