Es la ópera prima de las directoras argentinas Cecilia Atán y Valeria Pivato y se ha convertido en una más que agradable sorpresa al formar parte de las secciones Una Cierta Mirada del Festival de Cannes y Horizontes Latinos de San Sebastián. Es la historia de Teresa, que tiene 54 años y siempre ha trabajado como criada con una familia de Buenos Aires. La familia vende la casa y ella no tiene más remedio que aceptar un trabajo en San Juan, una ciudad lejana. A pesar de que no le gusta viajar, sube a un autobús para cruzar el desierto. En la primera parada del largo viaje, en la tierra de la milagrosa Santa Correa, pierde el bolso con todas sus pertenencias. El incidente hará que conozca a El Gringo, un vendedor ambulante y el único capaz de encontrar su bolso. Lo que parecía ser el fin del mundo se convierte en el comienzo de uno nuevo.

«Nuestra película -declararon las directoras- es un recorrido por el desierto; un desierto que funciona como metáfora: la incomodidad del autodescubrimiento. Al principio de la historia, Teresa vive en un mundo que conoce, aparentemente un mundo seguro. Cree formar parte de una familia a la que ha dedicado su vida. Han pasado los años y se agarra a lo poco que tiene. Pero las circunstancias cambian de golpe y todo se desmorona a su alrededor».